Viaje a la ilusión
Fue todo uno: salir la bola de la Roma y elevarse el precio de los billetes de avión desde Santander, Bordeaux, Lourdes, Bilbao... El aficionado ... de la Real tiene ganas de viajar. Quien escribe no termina de entender quién puede disponer de días de fiesta entre semana y quién puede tener euros en el bolsillo para gastar en un desplazamiento para acompañar a un equipo de fútbol, pero la realidad es que llegará el día de partido y habrá casi más realistas en las calles de Roma que en Gipuzkoa, muchos de ellos jóvenes que han hecho de los viajes por Europa un plan de cuadrilla. A esta nueva generación le da igual llegar a Roma vía Londres, que los hay, que volver de la ciudad del Coliseo por Mallorca, donde cuatro días después vuelve a jugar la Real en Son Moix.
La Real nos ha malacostumbrado a repetir experiencias por Europa cada temporada. Ésta es la tercera consecutiva (pinta a que habrá una cuarta) y nos parece hasta normal. No voy a ser yo el que pinche el globo, pero no hace tanto hubo un momento en el que Europa era una palabra tabú. Esta vez, no. Desde que se vio la facilidad, la calidad, la variedad, la consistencia y el ritmo que tiene el equipo, dejamos de pensar aquello de vamos a ver si pasamos la fase de grupos y empezamos a decir, a decirnos, a ver hasta dónde podemos llegar. Pues aquí están. En octavos y no les ha temblado el pulso ni un día.
Esta vez el rival es otro de los grandes de Europa y nadie piensa en otra cosa que no sea pasar esta eliminatoria. Es lo que tiene esta Real: ilusiona. Tiene detrás una afición fiel y multitudinaria, que es capaz de acompañar a los suyos a cualquier sitio, que está orgullosa de lo que son y de lo que han sido. Desde ayer todos soñamos con ganar a un adversario tan fuerte. Gente enamorada de su Real Sociedad, hará escuchar su esperanza y su alegría por las calles de Roma. Otros empujaremos desde casa.
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