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Un ultra de la Lazio se encuentra detenido y otros cuatro están en libertad con cargos, por su implicación en los graves altercados que tuvieron lugar el miércoles por la noche en una céntrica calle de Roma, y en el que nueve radicales de la ... Real Sociedad fueron atacados, siendo tres de ellos trasladados a hospitales, dos de los cuales aún permanecen ingresados de gravedad.
Según medios italianos, la policía ha identificado a los cinco primeros ultras responsables de la emboscada en via Leonina, en el corazón del barrio de Monti, en Roma. Uno de ellos ha sido detenido y otros cuatro están en libertad con cargos por intento de asesinato y heridas graves a cinco aficionados de la Real.
Las detenciones se pudieron llevar a cabo gracias al análisis de las imágenes de las cámaras de videovigilancia que había en la zona y a los vídeos tomados por los vecinos con sus teléfonos móviles que, entre otras cosas, permitieron el arresto del ultra de la Lazio que permanece detenido ya que fue filmado sosteniendo un objeto con el que atacaba a los aficionados de la Real. Además, siempre según estos medios italianos, también se encontraron rastros de sangre en la ropa que vestían los sospechosos en el momento del ataque.
La policía italiana, que desde un primer momento tenía a diez personas identificadas, investiga ahora si los objetos confiscados, entre los que hay palos de madera y metálicos, así como varillas modificadas con cuchillas, tienen relación con los objetos incautados durante el derbi romano del pasado 5 de enero en la zona de Ponte Milvio, lugar de reunión de los ultras de Lazio.
La batalla campal producida en el Finnegan Irish Pub de la calle Leonina de Roma, a escasos cinco minutos a pie del Coliseo, dejó un resultado de nueve aficionados realistas heridos, de los cuales tres fueron ingresados en los hospitales Umberto I y San Giovane. El resto presentaba heridas leves que no necesitaron ingreso hospitalario.
Uno de los tres heridos que sí que fue ingresado la noche del miércoles ya fue dado de alta al día siguiente, mientras que de momento los otros dos siguen ingresados, uno con pronóstico reservado al tener perforado un pulmón y otro más grave después de recibir una puñalada en el costado que le llegó a dañar un riñón, según informan fuentes conocedoras del caso. Ambos están ya fuera de peligro. Según ha podido saber este periódico, el menos grave de los dos ha mejorado de manera favorable en las últimas horas, aunque los daños siguen siendo considerables.
Los dos guipuzcoanos, en todo caso, seguirán ingresados durante varios días puesto que las lesiones continúan siendo graves. Se estima que uno de ellos deberá estar alrededor de una semana en el hospital mientras que, con el segundo, las primeras valoraciones hablan de un periodo de recuperación de treinta días. En todo caso, los médicos no quieren aventurarse demasiado y añaden que dependiendo de cómo evolucionen podrían ser intervenidos nuevamente. Las familias de los dos heridos viajaron ayer hasta Roma.
Los sucesos ocurridos en la capital italiana han vuelto a empañar una competición que se presentaba muy atractiva para el aficionado. Lo que parecía una nueva oportunidad para viajar y conocer mundo, y de paso ver ganar a la Real, se ha convertido por momentos en una pesadilla. Los de Imanol han viajado a Niza, Belgrado, Pilsen y Roma y tan solo la excursión a la República Checa resultó ser plenamente feliz. En el resto de ciudades, por un motivo o por otro, siempre hubo que estar alerta, algo que debe invitar a todos los estamentos del fútbol a realizar una profunda reflexión.
Lo que ha quedado claro en estos primeros partidos es que la afición de la Real ha viajado mucho menos de lo habitual. Lo dicen los números y las entradas retiradas. En Niza y Belgrado tan solo se solicitaron un centenar. Es cierto que la pasada temporada se jugó la mejor competición de clubes del mundo, la Champions, que los destinos eran mucho más apetecibles, que hubo mucho más tiempo para planificar vacaciones y turnos de trabajo y que el equipo marcaba goles como churros, casi sin querer. Pero también es cierto que muchos factores externos han influido para que los realzales hayan decidido ver la Europa League calentitos desde el sofá de casa. Está por ver qué pasa en dieciseisavos.
La violencia en el fútbol europeo no para de crecer y el problema es que es un mal endémico que no parece tener fácil solución. Va más allá del balón y la táctica y entran en juego diferentes actores incapaces de ponerse de acuerdo. Algunas opiniones optan ya por pedir que se deje al equipo visitante sin entradas como quiso que ocurriera la Real en la visita del Ajax, como si el desplazamiento humano estuviese prohibido por ley. Nadie aseguraría que los radicales neerlandeses se quedasen en Ámsterdam. Tampoco negar a los seguidores de la Real viajar parece la mejor solución, piensan también en el entorno txuri-urdin. Es más, voces de dentro de la Real reflexionan que quizás se pasaría de Guatemala a Guatepeor porque los ultras de la Lazio, delincuentes violentos que no asesinaron a aficionados de la Real porque no quisieron, podrían actuar contra hinchas pacíficos que vistieran de azul y blanco.
Pero el problema está en la base, es algo cultural, social y político. Están involucrados la Real, la Lazio o el Niza, pero el socavón es mucho más profundo y eso que el equipo juega en una liga que,, comparándola con otras, es un jardín con flores. La Real no está tan acostumbrada a estos escenarios pese a que acumula cinco participaciones europeas consecutivas. La clave está en que los guipuzcoanos, al menos un 99% de ellos, no somos así, como el resto. En Francia, Italia, Alemania, Países Bajos y otro tipo de países los altercados violentos están a la orden del día. El PSG, como ejemplo próximo al verlos de cerca el pasado año en la Champions, mete 2.000 radicales en cada grada visitante. ¿Es mejor tenerlos en el estadio controlados o sueltos por las calles de Donostia mientras se juega el partido? Viajar van a viajar igual. Duela o no, es un movimiento cultural.
Repasando los cuatro viajes realizados hasta ahora en la Europa League, lo que ha quedado claro es que la tranquila Pilsen y su cerveza han resultado ser un paraíso. A Niza solo viajaron 109 realzales porque muchos ya la conocieron cuando la Real jugó ante el Mónaco hace tres años, pero otros también se quedaron en tierra por miedo a los ultras franceses. El centenar de aficionados, los nuestros de verdad, acabaron tirados en un descampado ubicado en un barrio peligroso de Niza. Hora y media sin transporte público con el que volver a sus hoteles después del encuentro.
El destierro en Belgrado tampoco fue mucho mejor puesto que los txuri-urdin se vieron obligados a guardar sus prendas azul y blancas. Por no hablar de que varios de ellos fueron toqueteados e incluso les bajaron los pantalones antes de entrar al estadio del Partizán. El Maccabi aterrizó en Serbia con su policía y sus propias reglas que hubo que cumplir a rajatabla.
De Roma no hace falta decir mucho más porque está todo requetecontado. Por eso Pilsen, donde disfrutaron alrededor de 800 realzales, ha sido un sueño a cumplir en los próximos viajes que queden en la competición. La Real ya tiene al menos uno asegurado, el de la ronda previa a octavos de final. El aficionado no quiere otra cosa que disfrutar, comer, gastar y conocer los sitios a los que va en buena compañía. Y si se puede ganar, mejor que mejor. Porque para vivir estos episodios se queda en casa.
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