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Reacción que sabe a poco
La Real se rehace e iguala el 0-2 inicial, pero las buenas sensaciones con balón hacen que el empate se quede corto
Se ganarán más o menos partidos, pero tiene pinta de que con esta Real nos vamos a divertir más que en los últimos coletazos de ... la Real de Imanol. Dos empates en los dos primeros partidos no son el arranque deseado, más si cabe cuando por el volumen de ocasiones generadas podrías haber sumados seis puntos tranquilamente. La remontada no fue completa en Anoeta y lo cierto es que la reacción sabe a poco. La afición realista está tan sedienta de victorias que seguramente el punto no deja el mejor cuerpo. Hace más de un año que el equipo no voltea un resultado adverso, y este dommingo tampoco pudo ser. Habría supuesto poner un gran broche al fin de semana después de retirarte 0-2 al descanso.
Diez minutos le duró la ilusión a la Real. O lo que es lo mismo, el gran inicio quedó totalmente eclipsado por el golazo a la contra de Milla. Los de Sergio saltaron con el mismo ímpetu que ante el Valencia y la misma determinación con balón, donde verdaderamente se nota un cambio más que notable respecto al pasado curso. Se quiere atacar y el equipo es vertical, no especula, no mira atrás. Pero cuando el rival roba el grupo vuelve a ser muy vulnerable en defensa, no mide cuándo saltar, cuándo contener la posición y sigue faltando agresividad sin balón. Eso no lo perdona la élite. Como pollos sin cabeza, que diría el sabio galés. Recuerdos de Vietnam tras el 0-1 de Milla.
Real Sociedad
Remiro; Aramburu, Zubeldia, Martín, Gómez (Aihen, m.71); Turrientes (Gorrotxategi, m.56), Marín Óskarsson, m.56), Sucic; Barrenetxea (Guedes, m.78), Kubo y Oyarzabal (Brais, m.71).
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Espanyol
Dmitrovic; Rubio, Cabrera, Romero, El Hilali; Expósito (Salinas, m.80), Lozano (Calero, m.70), Milla (Terrats, m.70), Dolan (Roca, m.85); Puado y Roberto (Kike, m.70).
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Goles: 0-1 min 10: Milla culmina en plancha un gran contragolpe. 0-2 min 45+1: Puado, de penalti, fusila a Remiro por el medio. 1-2 min 61: Barrenetxea, con algo de suerte, supera a Dmitrovic. 2-2 min 69: Oyarzabal deja solo a Óskarsson, que remata de primeras y seco.
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El árbitro Alejandro Quintero González. El del VAR fue Figueroa Vázquez. Amonestó a Gorrotxategi y Martín en la Real y a Expósito y Calero en el Espanyol.
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Incidencias 31.616 espectadores en Anoeta. Se guardó un emotivo minuto de silencio por todos los socios realistas fallecidos durante la pasada temporada. Goian beude.
Apostó Sergio por más cambios al dar entrada a Martín por Caleta-Car, a Gómez por Aihen y a Sucic por Brais. Cada uno tendrá su opinión sobre si son lógicos o no, pero la primera parte demostró que Martín es un talento increíble al que le siguen faltando partidos contra los mejores. La Real es otra con balón cuando el juego gira por la izquierda, pero en defensa Sergio Gómez no es Aranzabal y sí otro tipo de lateral. Más de lo mismo con Sucic, quien tampoco se termina de amoldar al ritmo de la Liga. Talento balcánico, pero la sangre de momento no es croata. A este equipo se le vuelven a ver las mismas costuras por mucho que en ataque es evidente el cambio y la frescura.
Pese a ello, al segundo veinte de partido la Real ya debía dominar el marcador. Cambio de juego soberbio de Oyarzabal, Barrenetxea encuentra a Marín por el carril central gracias a un desmarque que solo se cree él, pero está fatal en la definición. Ni remató ante la estatua serbia Dmitrovic. Ocasiones que no se pueden perdonar porque cambian partidos. Apretó el acelerador el equipo espoleado por la grada, deseosa de encontrar la felicidad perdida. El año pasado acudir a Anoeta era sinónimo de sufrimiento y la merienda del descanso se indigestó de nuevo. Barrenetxea con un centrochut y Kubo con un remate de derecha merecieron el gol que encontró Milla. Contragolpe de libro.
La pérdida fue de Sucic, Marín y Turrientes no pudieron frenar el vuelo perico y Roberto puso en bandeja el primero a Milla, que se tiró en plancha cogiendo la espalda a Martín. Insistimos, la élite no perdona. El golpe fue directo al mentón cuando el inicio era más que bueno. La Real se partió por completo y no cuidó el balón. Carnaza para el Espanyol, que con grandes lanzadores al espacio ridiculizaba al centro del campo txuri-urdin. Expósito lo intentó desde lejos y Oyarzabal tuvo el empate de cabeza hasta que el encuentro bajó de pulsaciones. Tantas que Martín dejó botar el cuero, Roberto le comió la tostada y el colegiado no dudó en pitar penalti por claro agarrón. Gafes hasta en esto. Remiro adivinó la pena máxima a Puado, pero Aramburu entró antes de tiempo para despejar la jugada. Clara interferencia por ser él quien salva el peligro y de nuevo a lanzar. Misil al centro en la segunda intentona. Directo al corazón. Si hubo cambios antes de empezar, la sorpresa fue ver a los mismos cuando el balón volvió a echar a rodar tras el descanso.
Estreno de Gorrotxategi
No al minuto 46, pero no tardó mucho más Sergio en agitar el árbol con la entrada de Gorrotxategi, que disputó su primer partido oficial como jugador de la Real. Llegará a las tres cifras. Turrientes no estuvo mal, pero el eibartarra eleva claramente el nivel en la posición de '4'. No fue la única modificación. Oyarzabal volvió a la mediapunta como en Mestalla, saliendo Sucic y entrando Óskarsson, que estuvo como una moto demostrando que es el nueve de este equipo. El problema reside en que ahora mismo los cuatro futbolistas de la parcela ofensiva realista están con la flecha para arriba: Barrenetxea, Kubo, Oyarzabal y Óskarsson. Y falta Guedes. Sin cambio de sistema no caben todos. Bendito problema para el entrenador.
Y como en todas las reacciones y remontadas, también hace falta algo de fortuna. Marín buscó en profundidad a Barrenetxea y El Hilali cortó el pase. El donostiarra abandonaba la jugada, pero el defensor se resbaló y dejó el cuero franco para el futbolista más en forma en este inicio de temporada. La suerte vino por partida doble porque el remate pega en Rubio y se esquina todavía más. Inalcanzable para Dmitrovic. Se agitó aún más la grada en busca de la victoria, y por momentos el equipo quiso marcar antes el tercero que el segundo.
Unos aprovecharon la oportunidad, y otros no. Sucic se marchó a la banqueta para que tuviese minutos un Óskarsson que olió la sangre. No soltó la presa hasta dejarla grogui. Oyarzabal hizo de diez tras recibir un pase de Kubo y el envío fue magnífico, como otros preciosos pases en Mestalla. Desmarque perfecto del islandés, de manual, el cuero se levantó y permitió al delantero fusilar con rabia a Dmitrovic con el empeine. Golazo y una nueva demostración de que esta Real va a ser mucho más vertical. No se contemporiza. Siempre hacia delante.
El partido se volvió loco y cualquiera de los dos equipos pudo ganar el encuentro. Calero se encontró en una posición sospechosa para él y despejó en vez de rematar, mientras que Óskarsson dejó solo a Brais ante el meta. Dmitrovic fue abajo para negarle el tercero. Lo mismo pasó en la última jugada del partido. Puado tuvo el 2-3, pero Zubeldia no se tragó el recorte y pudo echar una mano a Gorrotxategi. Muy buena reacción del equipo de Sergio, pero si el punto en Mestalla fue bueno, este en casa no lo es tanto.
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