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Oyarzabal protesta a Sánchez Martínez, mientras Kubo discute con los jugadores del Madrid.

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Oyarzabal protesta a Sánchez Martínez, mientras Kubo discute con los jugadores del Madrid. JOSE´MARI LÓPEZ
Real Sociedad 0-1 Real Madrid

Toca remontada

La Real pierde la ida de las semifinales de Copa después de dominar el partido contra el Real Madrid, que decide con un gol de Endrick a la contra

Miércoles, 26 de febrero 2025

La Real tendrá que buscar la remontada el 1 abril en el Santiago Bernabéu, después de perder este miércoles en Anoeta 0-1 el partido de ida de las semifinales de Copa, merced a un gol de Endrick al aprovechar a la contra un desajuste defensivo local en el minuto 19. Los blanquizules dominaron un buen partido que enfrentó a dos ideas de juego, las dos de empaque. Los de Imanol con un planteamiento valiente, en campo rival en torno al balón; los blancos, con un repliegue impecable a la espera del contraataque, una de las bellas artes y que el Madrid domina con magisterio desde tiempo inmemorial. Prevaleció la política blanca, que ganó así, a la contra. El público acabó descontento con el arbitraje de Sánchez Martínez. El resultado no refleja los méritos de la Real, premia la calidad del Madrid y deja abierta la eliminatoria.

La Real saltó al campo con el fuego del recibimiento en el corazón y acorraló al Madrid. Pero el equipo blanco, que tantas veces se ha visto en callejones más oscuros, sabe que una cosa es el ardor de la poesía y otra, la realidad, inflexible. Los blanquiazules se plantaron en el campo dispuestos a comerse al Madrid a lomos de la emoción que embargaba a Anoeta, pero los de Ancelotti no habían venido a Donostia a eso, sino a jugar a fútbol. Insensible a las valerosas cargas de caballería blanquiazules, el Madrid explicó su partido en el minuto 19 con una contra letal, en la que Bellingham detectó el latifundio que había dejado libre el optimismo de la Real y puso un balón en el punto exacto para que Endrick controlase y rematase por bajo a la primera para batir a Remiro. Todo lo había hecho la Real y 0-1, la receta eterna del Madrid.

En el primer tiempo, la Real buscó la portería blanca de todas las maneras posibles, sobre todo por medio de un Barrenetxea intenso. Lunin, que jugó en lugar de Courtois, se reivindicó con una parada inicial a Kubo, otra a Barrenetxea, otra a Brais, una de Oyarzabal, un córner que no terminó de concretar Aguerd...

A la Real le faltaba algo en todas las jugadas, pero jugó bien y tuvo personalidad. No fue oportunista, no esperó a que se presentaran las circunstancias favorables; fue a por el partido. Esa es la principal característica de la Real de Imanol, que no se siente menos que nadie.

Se plantó en campo contrario, con la línea defensiva alejadísima de Remiro. No hubo dudas al respecto porque lo hizo desde la primera jugada. No se puede ser grande sin esa actitud, sin esa valentía, aunque fue ese mismo optimismo el que le condenó en la contra de Bellingham y Endrick.

Todo el mundo sabe, y mejor que nadie Imanol y los jugadores de la Real, que no hay equipo en el mundo que corra mejor que el Madrid. La Real ha adquirido cuajo para afrontar esa apuesta. Las exhibiciones de la Liga de Campeones de la temporada pasada representaron la versión más conseguida de ese salto de autoestima del equipo. Ayer salió mal pero perfectamente pudo salir bien si no media la exhibición de Lunin.

La Real siguió insistiendo por las dos bandas y por el centro, con combinanciones milimétricas. Todo lo hacía con intención, con voluntad de hacer daño. El Madrid siguió a lo suyo y amenazó con Bellingham, pero la Real tiró de Remiro. El meta navarro detuvo dos remates que habrían decantado la elimintoria y mantuvo a su equipo.

Cuando el cansancio apareció, Imanol refrescó el once y el equipo se siguió sujetando al partido. A la Real le costó concretar toda la noche y el entrenador dio entrada a Óskarsson por un Oyarzabal que volvió a jugar bien pero sin claridad en el remate. El islandés no pudo cazar ningún balón claro, incluida la jugada final del partido, que acabó en nada como todas las demás pero acabó dentro del área del Real Madrid, imagen de lo que fue el partido. La Real jugó con el corazón, empujó y empujó, pero le faltó la frialdad quirúrgica del Madrid. Si algo confirmó el partido es que este equipo no se arruga. Que saldrá a morder en Chamartín no está en discusión. El Madrid sabe que hay que jugar.

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