La Real salda una deuda con Toshack
La Real concede a Toshack la insignia de oro y brillantes en un estadio que coreó su nombre y reconoció sus 386 partidos al frente del equipo y la Copa de Zaragoza
Álvaro Vicente
Sábado, 13 de septiembre 2025
La Real saldó ayer la deuda que tenía con uno de los tres entrenadores que mayores exitos le ha brindado al club al entregarle a John Benjamin Toshack (Cardiff, 76 años) la insignia de oro y brillantes en los prolegómenos del partido. El presidente de la Real, Jokin Aperribay, fue quien le entregó la insignia al galés ante el reconocimiento del aficionado de la Real puesto en pie entre aplausos. «Eskerrik asko. Muchas gracias. Que tengamos suerte hoy, que es lo importante», se le escuchó decir micrófono en mano en un intento imposible por tratar de no ser él el protagonista de la tarde. Esas fueron las únicas palabras de su discurso. El agradecimiento fue acompañado por el cántico de su nombre en las gradas.
Acompañado siempre por su yerno, por la hija de su pareja y por sus dos nietos, el entrenador de la Real en 386 partidos en tres etapas distintas -solo tres partidos menos que Benito Díaz- no ocultaba su nerviosismo antes de pisar el verde mientras aguardaba su momento en las entrañas del estadio: «He pasado unos momentos fantásticos en este club y este día es especial para mí».
Quedaban cinco minutos para el inicio del partido cuando Toshack (y su familia) asomó por el túnel de vestuarios con un polo azul de paseo de la Real, en chándal, con la chaqueta atada a la cintura, y zapatillas de deporte. Nada de traje, camisa y corbata. Para entonces los jugadores titulares de la Real Sociedad y el Real Madrid, además del trío arbitral, le habían hecho pasillo en la zona más próxima a los banquillos, junto al escudo del balón de cuero, la bandera txuri urdin y la corona pintada en el césped, donde a Toshack le esperaba un taburete alto que le iba a permitir recibir el homenaje sentado. «Es mejor que sea así (sentado) para que no me pase como en Atotxa cuando tenía que tener cuidado cuando estaba sentado en el banquillo para no pegarme con la cabeza», se defendía con su característica flema británica que no ha perdido con la edad.
𝐔𝐧𝐚 𝐥𝐞𝐲𝐞𝐧𝐝𝐚 𝐝𝐞 @RealSociedad y @realmadrid.
— Fútbol en Movistar Plus+ (@MovistarFutbol) September 13, 2025
El aplauso de todo Anoeta.
El homenaje a John Benjamin Toshack. #LALIGAEASPORTS #LaCasaDelFútbol pic.twitter.com/iT5dr5y3ou
Cuando el galés estaba ya sentado y contemplaba desde el césped, visiblemente emocionado, cómo los aficionados rompían en aplausos fue el momento en el que Aperribay se acercó a él para imponerle la insignia a quien recogió el testigo de Alberto Ormaetxea y supo entender rápido lo que significa dirigir a la Real.
Hecha esa primera fotografía, a la siguiente se sumaron Sergio y Xabi Alonso, los entrenadores de los dos equipos que han marcado su carrera en los banquillos. «Curioso que el partido de hoy (por ayer) sea contra el Real Madrid. He entrenado dos veces ahí. Xabi Alonso debutó conmigo en la Real. Hay muchas coincidencias en este partido», reflexionaba antes del homenaje.
En la Real marcó una época, conquistando la Copa en Zaragoza, pero en Chamartín tampoco le fue mal al ganar una Liga y donde se le recuerda por los 107 goles que marcó la Quinta del Buitre en la temporada 1989/90 y por algunas frases célebres que dejó en los periódicos de Madrid. Allí llegó a decir que sus jugadores habían «corrido como pollos sin cabeza» tras un nefasto partido contra el Rayo Vallecano y el remate vino con un refrán ya apuntado en la sección de grandes éxitos: «Es más fácil ver un cerdo volando sobre el Bernabéu a que yo rectifique», pronunciada al poco de ser destituido por Lorenzo Sanz.
Finalizado el acto de reconocimiento, Toshack se encaminó al palco del estadio desde el que siguió el desarrollo del partido con exjugadores y exdirectivos. Ya con las pulsaciones más bajas después de «días de muchos nervios», según confesó a este periódico en la visita a la casa en la que reside en Besalú (Girona) y donde se sentirá más que reconfortado por el cariño que ha recibido en San Sebastián y Gipuzkoa en las últimas horas.