La Real Sociedad se mide a la ilusión de todo un pueblo
Coria vive con pasión la primera visita en partido oficial de un conjunto de Primera y los aficionados recuerdan que «aquí ya sufrió el Oviedo en 2020»
La Copa te acerca al fútbol de verdad, ése en el que puedes medirte a enemigos más pequeños aunque no siempre menos fieros. La ... Real Sociedad se juega su futuro en la segunda ronda en Coria, donde las calles rezuman una mezcla de ilusión y orgullo como pocas veces se ha visto. Ya pueden andar con cuidado los de Imanol porque lo primero que te recuerdan los lugareños es que Viriato infligió numerosas derrotas en estas tierras al poderoso ejército romano y que su espada anda enterrada por aquí.
La Catedral de Santa María de la Asunción se alza imponente en lo alto de la localidad extendiendo su manto protector sobre un casco histórico lleno de monumentos y lugares que visitar. No en vano, tiene más de dos mil años de historia y por aquí han dejado su huella romanos, visigodos y musulmanes. También los vascos, como comprobamos este martes al cruzarnos en las puertas de la catedral con dos matrimonios con sus bufandas de la Real.
Noticia Relacionada
Entre el espíritu de La Cartuja y el síndrome de Cazalegas
José Luis Martínez, Mamen Olloquiegui, Imanol Olaizola y Kontxi Arrieta han aprovechado la ocasión para disfrutar de tres días por la zona. «Hemos estado en Cáceres, conociendo la ciudad monumental, y también en Gredos. Antes del partido tenemos la intención de acercarnos a Plasencia. La Real te abre un montón de planes».
El club está volcado en el cuidado del césped, por lo que el equipo lleva entranándose en el anexo de artificial
En la calle del Mercadillo, más allá de la Avenida de Extremadura que separa Coria en dos, se encuentra El Bodegón, la sede de la Peña Ultrabar, los aficionados caurienses. A pesar del nombre, son de lo más amable. algo que se comprueba tras cruzar unas palabras al otro lado de la barra con David Acosta, que atiende el bar por las mañanas y por las tardes entrena a los chavales del Cauria FC, el otro club de la localidad. «Para nosotros vivir esto es un premio, porque es la primera vez que recibimos a un Primera División en Coria. El pueblo está muy ilusionado».
Juan Carlos Gordo, que conoce Gipuzkoa porque trabajó en la construcción de varios túneles de la autovía del Urumea y vivió en Hernani, es ambicioso y cree que los suyos pueden dar guerra esta noche. «Hace dos años ya nos enfrentamos al Oviedo y le fuimos ganando durante bastante rato. Sufrieron mucho para sacar la eliminatoria adelante, aunque la Real tiene un equipazo y será más complicado hacerle daño».
El Bodegón acogerá este miércoles una comida de confraternización entre las dos aficiones para la que está confirmada la asistencia de una treintena de seguidores locales y más de cincuenta realzales. «Vamos a preparar patatas a la riojana –explica David Acosta–, aunque también tenemos txistorra y sidra que nos ha traído una pareja guipuzcoana que se ha pasado antes por el bar».
En la plaza del Mentidero, en la tapería La Posada, nos dio este martes de comer José María Simón, y muy bien por cierto. Los pimientos rellenos, exquisitos. El partido también ocupó el tema de conversación. «Soy socio del Coria pero me tengo que quedar trabajando, así que irá al campo mi hija pequeña. Aquí hay mucha ilusión al fútbol. No hay más ver que tenemos 1.000 socios para 12.000 habitantes, los mismos que el Cacereño con 100.000 habitantes. El campo va a estar a reventar».
La Isla triplica el aforo
Al Estadio La Isla nos acercamos por la tarde para ver el escenario donde se jugará su suerte la Real. Jesús Manibardo, el director deportivo, nos recibe en la entrada y nos da los últimos detalles. «Se ha aumentado la capacidad de 1.300 espectadores hasta los 4.500 gracias a las gradas supletorias y se han instalados cuatro torres de iluminación. Esto es histórico».
El Bodegón acoge este miércoles una comida de hermandad entre una treintena de aficionados locales y cincuenta realzales
El estado del césped es lo que más preocupa a los realistas pero el entrenador Alberto Urquía y su ayudante, su hermano Iñaki, nos tranquilizan en el arranque del último entrenamiento previo a la eliminatoria, que se realiza en el anexo de hierba artificial. «En las tres últimas semanas apenas lo hemos pisado. Trabajamos siempre en el sintético por lo que no se puede decir que estemos acostumbrados a él. Ha llovido tanto que no ha quedado otro remedio», explica el técnico.
Su hermano Iñaki Urquía corrobora esta impresión. «La noche del lunes llovió a mares. Pocas veces he visto llover aquí de esta manera. Para lo que ha caído el campo está muy bien. Más no se ha podido cuidar».
Debido a esas lluvias se tuvo que suspender el último partido de Liga que debía jugar el Coria el sábado en campo del Cacereño porque el agua llegaba a un metro de altura. Alberto Urquía explica que «el drenaje que tenemos es muy bueno y para el partido estará en condiciones». Eso sí, desmiente ese mito de que llegarán más rodados «porque el último encuentro que jugamos fue hace diez días contra el Villanovense y en este tiempo la Real ha disputado amistosos contra el Rayo y el Leeds –risas–». No se le escapa una...
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión