Una propuesta que espera su nota el jueves
Desde mi córner ·
Imanol mandó un mensaje muy claro: la Copa, por encima del Leganés, y la Real lo pagó con un juego muy pobre y una derrotaImanol Troyano
Lunes, 3 de febrero 2020, 07:21
Todo planteamiento queda supeditado al resultado final. Cualquier victoria, por pírrica que sea, hace buena cualquier propuesta por muy incomprensible que parezca. Por contra, cualquier ... derrota, por inmerecida que resulte, hace desconfiar de toda proposición por muy racional que aparente. Imanol Alguacil se la jugó ayer. Dejó toda la sutileza a un lado y mandó un mensaje certero: la Copa, por encima del Leganés. Y más por la idea que por el juego, así se cimentó ayer la derrota en Butarque.
No es que el juego de la Real fuese como para echar fuegos artificiales. Más bien fue un petardazo. Con los mismos pecados que en derrotas previas. Los realistas estuvieron a merced del conjunto local la mayor parte del encuentro. Del penúltimo de la Liga, hasta ayer. No es que el Leganés dominase el choque, pero impidió que la Real jugara a lo suyo, que quizás sea una forma más efectiva de imponerse. Sin la clarividencia de sus jugadores más importantes el equipo donostiarra no pudo evitar el naufragio.
Le bastó con una presión alta al bando de Javier Aguirre para desarbolar por completo el sistema creativo txuri-urdin. El centro del campo ideado por Imanol con Zubeldia, Guevara y Sangalli no tuvo opción a la hora de construir. Aguirre pobló sobremanera el eje central con Recio y Roque Mesa por dentro, y con Eraso y Kevin lo suficientemente cerrados como para estorbar a los guipuzcoanos en zona de iniciación.
Sin la capacidad de elaborar jugadas prometedoras con las que poder conectar con los hombres de arriba, a la Real tan solo le quedaron dos vías para llegar con peligro a la portería de Soriano. A través de una presión adelantada que permitiera robar el balón cerca del área rival o mediante un error del contrario que sirviera en bandeja una ocasión de gol. La suma de estas dos posibilidades hizo que la Real se adelantara en el marcador de forma gratuita. Sin merecerlo excesivamente, puesto que el Leganés había merodeado con más asiduidad la portería de Remiro hasta ese momento.
Ritmo tedioso
El tanto no hizo variar un ápice el ritmo tedioso de un partido interrumpido constantemente por las revisiones del VAR o las innumerables faltas. A pesar de ir por debajo en el marcador, el Leganés vivía más cómodo en este escenario. El 0-1 nunca pareció una distancia insalvable como para lograr la remontada. El marcador indicaba que la Real ganaba, sin embargo las mejores actuaciones de jugadores donostiarras las interpretaban el portero y el central. Lo que no hablaba nada bueno del cuadro txuri-urdin. Remiro y Le Normand sostuvieron durante muchos minutos a un equipo que comenzó a ver peligrar los puntos tras una mala acción defensiva en un centro lateral.
El empate del Leganés tuvo para la Real el mismo efecto transformador que el gol de Isak: ninguno. Los guipuzcoanos no ofrecieron una mejor versión a raíz de la diana de Omeruo lo que obligó a Imanol a introducir en el terreno de juego a Odegaard, Barrenetxea y Willian José. Pero nada cambió.
Aun así, todavía no se debe enjuiciar el planteamiento del técnico oriotarra. Si la Real consigue eliminar el jueves al Real Madrid nadie dudará de que Imanol hizo lo correcto, a pesar de la pobre imagen ofrecida ayer.
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