Leganés - Real Sociedad: Con la cabeza en el Bernabéu

La Real apenas trenzó una jugada elaborada en todo el encuentro. Aprovechó, eso sí, un error de Juan Soriano en un despeje para ponerse por delante y pudo ampliar la renta de haberle pitalo un claro penalti a Januzaj. Pero lo cierto es que hasta el 76 no fabricó una jugada en condiciones, y cuando lo hizo, Willian José se la quitó a Odegaard en boca de gol tras un centro de Monreal.

Así que cuando no haces mucho con balón y lo único que te mantiene en el partido es el resultado, lo normal es que acabes teniendo un buen susto. Porque que te remonte el Leganés tiene delito. Y lo hizo aprovechando el rechace en un balón colgado al área y en una falta directa de Óscar. Tampoco está para mucho más. Sabiendo cómo las coloca el canterano del Real Madrid, hay que ser muy pardillo para regalar una falta en el descuento en esa posición. Todo eso es fútbol y la derrota no es merecida.

Por primera vez en mucho tiempo con Imanol la alineación estuvo condicionada por el partido posterior, en este caso por la importante visita de Copa el jueves al Bernabéu. Merino, con un golpe en el gemelo que sufrió ante Osasuna, se había quedado en casa, y el técnico dejó en el banquillo a Odegaard y Oyarzabal, que lo han jugado todo hasta ahora y necesitaban descanso. Con Remiro en la portería, solventó la defensa dando entrada a Aritz, que no era titular desde el 30 de noviembre ante el Eibar, en lugar del lesionado Llorente, con Zaldua, Le Normand y Monreal completando la línea. En el centro del campo colocó juntos a Zubeldia y Guevara, como en la segunda parte ante Osasuna, con Sangalli a la izquierda. Arriba, con Januzaj y Portu en las esquinas, Isak volvió a ser el referente ofensivo.

Se puede criticar a Imanol que reservase a sus mejores hombres, pero creo que esta Real no está para jugar con los mismos jugadores partidos intensos cada cuatro días y no era una mala idea. Lo que le falló es la actitud colectiva que mostró el equipo, que se dio con un canto en los dientes con el gol de Isak y después se limitó a estar bien posicionado en defensa a ver si el tiempo transcurría y sonaba la flauta. Porque como el Leganés está necesitado y tampoco tiene muchos argumentos ofensivos, todo podía suceder.

Dentro del mal partido de la Real, hay una jugada que resultó clave a la media hora con 0-1 en el marcador. Y fue el claro penalti cometido sobre Januzaj. La introducción del VAR en la Liga ha venido a ratificar la ineptitud de los árbitros, porque es un penalti como una plaza de toros. De juzgado de guardia. Que Melero López, uno de los peores colegiados de Primera no lo viese en directo, tiene delito. Porque el derribo de Silva al belga, que le había ganado la acción por velocidad, fue como un castillo. Le pisa el pie derecho y cae dentro del área. Vale, el árbitro del partido es malo y lo sabemos. ¿Pero Jaime Latre en el VAR? ¿Qué vio? Es increíble que no aprecie penalti en esa acción. En su caso no hay cansancio físico, ni pulsaciones altas, ni presión ambiental que justifique el error humano. Lo suyo es ineptitud pura y dura para adulterar un partido. Porque con 0-2 la historia hubiera sido muy diferente.

Lo cierto es que desde el pitido inicial se vio que la cosa no pintaba bien. Lo que pasa es que la suerte favoreció de entrada al cuadro txuri-urdin. Para el minuto seis Remiro realizó la parada del día ante Braithwaite a centro de un Kevin más motivado que nunca. El de Baiona dejó tirados en el suelo a Zaldua y Aritz para marcharse solo. Poco después fue Silva el que falló un remate en el segundo poste tras la salida de un córner. Los duelos en área propia fueron un castigo

La cosa mejoró porque entre Zubeldia, Guevara y Sangalli conseguían superar en la zona ancha a Mesa y Recio, que no podían manejar a su equipo con comodidad. Pero faltaba talento para alimentar la delantera, más allá de acciones puntuales de un Januzaj que mostró un nivel bastante interesante. El gol de Isak fue un regalo para lo que se estaba viendo sobre el campo.

La segunda parte arrancó como la primera. Escapada de Eraso por banda y Januzaj que tiene que evitar en una buena acción defensiva el remate de Silva. La Real no pudo salvar la presión adelantada del Leganés, que fue refrescando su línea delantera con Ruibal, Guido Carrillo y Óscar Rodríguez para que su disposición defensiva no perdiera consistencia.

Los blanquiazules no están acostumbrados a jugar tan lejos de la portería rival y sufren cuando lo hacen en su campo. Principalmente porque no son fuertes en las disputas. El empate vino en un centro colgado al área que no pudo despejar Monreal ante Omeruo y que este acabó marcando. Y el 2-1 en otra disputa de Carrillo con Guevara en la que éste, ante su menor envergadura, termina cometiendo falta. Entre medio de ambos goles transcurrieron 45 tediosos minutos en los que la Real solo creó peligro en una falta lateral botada por Odegaard y cabeceada por Aritz, y en esa jugada en la que Willian José quitó un balón franco al noruego. Los dos habían entrado de refresco, al igual que Barrenetxea, para dar más mordiente al ataque, pero cuando un partido viene torcido se necesita bastante más para enderezarlo. Lo más preocupante no fue la derrota, sino la imagen ofrecida. Vamos a pensar que tenían la cabeza en el Bernabéu.