Del piropo, a un mar de dudas
Los malos resultados han afectado a una Real que por juego, alineaciones y comportamiento no tiene nada que ver con la que enamoró hace nada
Ni el más pesimista esperaba un bajón igual. La Real sólo ha sumado cinco puntos en los últimos cinco partidos –Cádiz (0-0), Valencia ( ... 1-0), Celta (1-1), Espanyol (2-3), Valladolid (0-1)– y pese a que todavía se mantendrá en puestos de Champions pase lo que pase esta jornada, la preocupación es palpable en el aficionado que ve cómo el equipo que no hace tanto bordaba el fútbol, ahora está bloqueado, falto de ideas, con un punto de ansiedad, cuando se dispone a afrontar la ilusionante eliminatoria europea ante la Roma a partir del jueves. Hay que hacer de tripas corazón para convencernos de que esta Real, que ha regalado a su afición una de las temporadas más ilusionantes en años, sigue siendo un equipo competitivo ahora que las cosas se han torcido. Por supuesto que hay tiempo y jugadores para revertir la situación.
¿Cuestión del dibujo? Ante el Cádiz, Imanol volvió de inicio al rombo, al 4-4-2, pero antes de acabar la primera parte varió al 4-3-3 para tratar de abrir a un rival que se juntó bien por dentro. Los laterales tenían metros pero ni Rico ni Gorosabel aportaron en ataque. Sin Silva, la sensación es que el 4-4-2 no funciona. Fue Kubo, el hombre ahora mismo más entonado de los atacantes, el que hizo de mediapunta, con Carlos Fernández y Oyarzabal arriba. La entrada de Cho en los últimos minutos dio otro aire a la Real. Esa fue una de las noticias positivas. La sensación es que con tantos jugadores de clase y talento en la medular, la Real está más cómoda con cuatro centrocampistas y dos delanteros sin posición fija.
Poca fluidez. La Real está lenta de ideas y de juego. Queda en evidencia cuando se toma como referencia la movilidad de antes y de ahora de los jugadores de mediocampo y de la línea de ataque. Donde antes aparecían jugadores al espacio, hoy se entrega el balón al pie. Suele ser así cuando falta confianza. Así es mucho más difícil superar a rivales bien plantados que otorgan a los empates en Anoeta valor de victoria. La Real necesita volver a ser ese equipo en el que las posiciones en el campo son solo una etiqueta sin valor. El regreso de Cho, la electricidad de Kubo y la potencia de Sorloth deben ser argumentos en los que confiar.
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Centro del campo. La Real gana cuando su centro del campo maneja los partidos. Cuando mejor han estado Zubimendi, Merino y Brais es cuando la Real más ha gozado. Hoy Zubimendi es el primer hombre al que tratan de frenar los rivales, conscientes de que es el motor de la Real; Merino parece que empieza a recuperar su mejor versión después de un ligero descenso en su rendimiento y Brais es un jugador distinto al del arranque de Liga cuando llegó a impulsar él solo al equipo. Los entrenadores tienen estudiada a la Real y les plantean partidos con muchos jugadores en el centro del campo para cortocircuitar la creación de juego. Es ahí donde se está atascando el cuadro de Imanol. Volver a ser dueños de los partidos es el cometido en el que debe incidir el entrenador porque si ellos tres se sienten fuertes, cuatro si se le suma a Silva, la posibilidad de superar a la Roma será más factible.
Menos ocasiones. Uno de los peores síntomas es que la Real llega con menor frecuencia a la portería contraria. Resulta significativa su sequía goleadora. Solo así puede considerarse que un conjunto con semejante potencial creativo y definidor no llegue a un gol por partido en el último mes. Se le puede poner todas las excusas posibles: que si los palos, que si los rivales le tienen cogida la medida, que si ha habido delanteros lesionados... pero es más bien la consecuencia de un problema de generación de juego. Lo positivo es que, incluso en esta situación de debilidad, tiene sus momentos para ganar.
Escasas concesiones al rival. La Real, pese a no estar fina, sigue siendo un equipo que concede poco al rival. No encaja mucho, los rivales no tienen muchas ocasiones, así que por ahí puede afrontar la eliminatoria ante la Roma con garantías. Ante el Cádiz volvió a dejar la portería a cero. Bien Remiro y los centrales Le Normand y Zubeldia, son los laterales los que deben dar un paso al frente.
El papel de Imanol. Como suele suceder en el fútbol cuando vienen mal dadas el entrenador aparece señalado. Alineaciones, cambios, variantes tácticas, jugadores agotados... Casi todo lo que hace queda bajo sospecha, pero Imanol ha demostrado que está capacitado para superar momentos de crisis. No estar de acuerdo con todo lo que hace y dice no significa necesariamente cuestionarle. La Real es tercera en la Liga y tiene una eliminatoria europea ante la Roma por delante. Asumir que los realistas están en la lona es lo primero.
Rearmar el once. Una de las virtudes de Imanol es que ha construido una Real muy versátil, capaz de jugar tanto en posicional como de sorprender al contragolpe. Eso le permite adaptarse al rival y al partido. Pero de tanto amoldarse ha perdido parte de la esencia. Rearmar un once tipo se antoja fundamental después de semanas marcadas por las lesiones que han trastocado los planes –en el lateral derecho por ejemplo– dejando al equipo en una situación de debilidad. La consecuencia han sido alineaciones demasiado cambiantes por las circunstancias. Solo quedan Aritz y Sadiq en la enfermería.
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