¡A por el Real Madrid!

En su día el conjunto blanco estuvo 22 años sin perder en el viejo Atotxa hasta que la maldición se rompió un día de San Martín de 1979 con una goleada por 4-0 que pasó a la posteridad. Aquel equipo de Ormaetxea dio inicio a una nueva era más igualada en terreno guipuzcoano que se extiende hasta el presente con un balance de 14 triunfos blanquiazules, 11 empates y 16 derrotas que no se ha dado en ningún otro estadio, a excepción del Camp Nou.

Con la llegada de Imanol en 2019 se recuperó el brillo de los ochenta para volver a levantar un título y estar en camino de la quinta clasificación europea seguida. Pero más allá de eso, en los duelos directos contra el Real Madrid también se ha visto una evolución importante. Donde tras el último ascenso de 2010 se acumulaba derrota tras derrota –goleadas en el Bernabéu–, ahora se le trata de tú a tú con una confianza ciega en las posibilidades de triunfo. Cuatro victorias y tres empates con el oriotarra en el banquillo en doce enfrentamientos así lo confirman, entre los triunfos el 3-4 copero de 2020 en el Bernabéu que a la postre se traduciría en el título copero logrado en La Cartuja. El año pasado, sin ir más lejos, la Real se impuso por 2-0 con goles de Kubo y Barrenetxea para dar un paso de gigante hacia la Champions.

Contaba Aritz hace dos días en una entrevista a este periódico que estos partidos son muy especiales para todos por el ambiente que se forma en la grada y que se transmite al campo. El Reale Arena, con las gradas más cerca del césped desde 2019, permite generar esa atmósfera de fútbol tan anhelada durante varias décadas y que necesita que se traslade también en resultados positivos.

A la Real le está costando mucho ganar en casa y eso es una anomalía en un conjunto que vuela tan alto en los últimos años. Que esta temporada haya logrado los mismos puntos como local que el Alavés y cinco menos que Getafe y Valencia no parece muy lógico, y es algo que preocupa cuando cuatro de las seis jornadas que restan son en Anoeta. Ganar hoy al Real Madrid supondría romper con ese tabú y cargarse de argumentos para los tres siguiente encuentros en casa.

El rival no es el más propicio para ello, puesto que es el mejor visitante del campeonato con 11 victorias en 16 salidas, cuatro empates (Sevilla, Betis, Rayo, Valencia) y una sola derrota, en el Metropolitano por 3-1 un lejano 24 de septiembre. Desde entonces no ha perdido en la Liga, lo que indica el potencial de un equipo que llega en racha después de apear por penaltis al Manchester City en Europa y ganar al Barcelona en el descuento para dar un golpe definitivo a la Liga.

Esa ventaja de 11 puntos que lleva al conjunto azulgrana y que el martes visite al Bayern en las semifinales de Champions hará que Ancelotti reserve a varios de sus titulares pero no va a regalar el partido ni mucho menos.

En la Real la gran noticia es que regresan Zubeldia y Zubimendi después de cumplir el partido de sanción en Getafe, mientras que en el lado negativo pierde en defensa a Traoré, lesionado en el sóleo, y a Tierney, con una rotura en el aductor derecho, aunque el escocés no venía jugando mucho. También figura en la lista Brais, que ha protagonizado una recuperación meteórica tras su operación en el quinto metatarsiano hace un mes, pero no parece que vaya a ser titular.

En cuanto al once, Remiro será una vez más el guardián de la portería y en la retaguardia la duda reside en quién estará en el lateral derecho, si Odriozola o Aritz, con más opciones para el primero, que fue el elegido por Imanol en Getafe cuando se lesionó Traoré. Zubeldia, Le Normand y Galán completarían la zaga. En el centro del campo regresa Zubimendi, seguirá Merino y Turrientes y Zakharyan se disputan la tercera plaza. Arriba todo hace indicar que entrará Kubo por Becker para formar en ataque junto a Oyarzabal y Barrenetxea.