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La Real no estaba para dejar regalos en El Toralín, y eso que notó la inactividad tras dos semanas sin fútbol. Los de Imanol alcanzan ... los octavos de final de la Copa eliminando a la Ponferradina en El Bierzo gracias a Oyarzabal, que hizo de paje marcando el primero y asistiendo en el segundo en una eliminatoria en la que el equipo fue de menos a mucho más. Fue sacar las piezas más desequilibrantes en la segunda mitad y en dos chispazos el partido se puso de cara. No es poco premio teniendo en cuenta lo feo que se pudo haber puesto el choque con el conjunto berciano acribillando a la Real con continuos centros laterales mal defendidos por la zaga realista. Pero no, Oyarzabal acude fiel a la cita. Lástima que no pudiera participar en la Cabalgata donostiarra. Se conforma con la de El Bierzo.
La primera parte en El Toralín fue como lo que se suele comer en estas fechas, un polvorón difícil de digerir. Imanol alineó una mezcla de titulares y suplentes teniendo en cuenta que la Real no competía desde el 21 de diciembre y lo cierto es que se notó en el ritmo. El juego por dentro fue nulo, no hubo desborde por fuera y la Ponferradina se mostró comodísima con y sin balón. Nada tiene que ver este equipo con aquél que perdió ante el Sanse en la primera jornada de la Primera RFEF. El club de El Bierzo ha estado recientemente varios años en Segunda y quizás ése es su verdadero nivel. Peleará por estar arriba.
Ponferradina:
Ángel; Nóvoa, Lancho (min. 71, Borja), López, Jorrín (min. 75, Carrique); Doué, Markel, Ernesto (min. 63, Ernesto), Valle (min. 63, Abelenda), Mula (min. 63, Bustos); Cortés.
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Real Sociedad:
Marrero; Aramburu, Zubeldia, Pacheco, López (min. 81, Aihen); Olasagasti (min. 46, Sucic), Turrientes, Brais (min. 75, Marín); Gómez (min. 71, Barrenetxea), Oyarzabal y Óskarsson (min. 46, Kubo).
Goles: 0-1 min 53: Oyarzabal aprovecha un balón suelto tras un mal despeje de Lancho. 0-2 min 68: Brais resuelve con un remate por el palo corto un contragolpe iniciado por Sucic y bien llevado por Oyarzabal.
El árbitro: Gil Manzano, del comité extremeño, asistido en las bandas por Nevado Rodríguez y Martínez Nicolás. No hubo VAR. Amonestó a Lancho en la Ponferradina.
Incidencias: 8.064 espectadores en El Toralín. 400 realzales en las gradas. Se guardó un minuto de silencio en memoria de la madre de Becker, fallecida el sábado
El campo, en buenas condiciones para todo lo que llovió durante el día, sí que estaba algo pesado para que el ritmo fuese alegre. No lo tuvo la Real y sí la Ponferradina, que en arreones y sobre todo saliendo en transiciones, asomó con peligro sobre el balcón de Marrero. El azpeitiarra fue el primero en tener que hacer acto de presencia para detener la intentona de Cortés. La pérdida fue de Brais, desconectado y ausente durante los primeros cuarenta y cinco minutos aunque mejoró bastante después. Oyarzabal respondió con el mismo arma, y el que salió en la imagen fue un Ángel Jiménez que tiene a la Real en el corazón.
El meta debutó en Anoeta en el fútbol profesional siendo un juvenil. Militaba en las filas del Granada en aquel partido raruno de la pandemia. Perdió, pero demostró nivel. Ayer en El Bierzo volvió a ser importante como en la jugada en la que sale a los pies de Olasagasti para evitar el primero. El donostiarra lo intentó justo después. Voló el meta pero el cuero no encontró portería.
Se estiró la Deportiva al no verse inferior a una Real plana y sin mordiente. Apretaron los locales con un cabezazo en plancha de Ernesto que se marchó fuera por poco y un centro chut de Andoni López tuvo que ser palmeado por Marrero. Las sensaciones no eran del todo buenas y el miedo se fue metiendo en el cuerpo de los 400 realzales presentes. Sevilla, Las Palmas y Valladolid fueron eliminados este fin de semana. El descanso llegó sin pena ni gloria, que cantaría Sabina. Ángel volvió a lucirse para detener dos remates lejanos realistas, la única opción de peligro. Oyarzabal y Sergio lo intentaron sin éxito mientras que Sucic y Kubo se preparaban en la banda, evidenciando que Imanol no estaba contento con lo visto sobre el tapete.
Entendió el técnico que había que agitar el árbol sacando a futbolistas que desequilibran partidos. No dudó en sentar a Óskarsson, que pidió paciencia en estas líneas con los jóvenes. Desconectado el islandés, Imanol cambió la forma de atacar modificando los extremos. Desequilibrio con Kubo, centro natural con Sergio. Nada de Oyarzabal actuando casi por dentro ni el catalán tirando diagonales. La Real metió una marcha más y la Ponferradina evidenció algo el cansancio, pero lo cierto es que regaló los dos goles para alegría visitante.
Antes de los dos tantos, el equipo berciano salió a darlo todo desde el banquillo consciente de que la Real iba a dar un paso adelante. Valle se quedó solo en un pase atrás pero no conectó bien el cuero tampoco Ernesto atinó con un remate que terminó en córner. Y es entonces cuando la Real se puso por delante gracias al de siempre, el que nunca falla y siempre responde. «Tengo conexión con Oyarzabal», dijo Óskarsson. De momento el '10' se conecta él solo. Robó alto y en un tres para tres encontró a Sergio Gómez en banda izquierda y con una gran descarga se generó su propio espacio. El centro del catalán fue con mimo, el tacto que no tuvieron Nóvoa y Lancho. La comunicación en el fútbol es fundamental, más si cabe cuando juegas contra un equipo dos categorías superior.
El cuero quedó muerto tras un mal despeje de Lancho y Oyarzabal encontró a placer el primero al estar Ángel vencido en el suelo. Lata abierta, partido encarrilado. Con los de siempre sobre el tapete también mejoró Brais, que necesitó veinte minutos decentes para activar a la gente de ataque. Ángel le negó el gol en un remate seco al palo corto, algo que no pudo hacer después en una situación mucho más favorable.
Esta vez el tres para tres vino gracias a una presión asfixiante de Sucic, que metió el pie a Doué para robarle la cartera. El esférico terminó en el bendito pie izquierdo de Oyarzabal, que encontró al otro lado a Brais gracias a un buen arrastre de Sucic. El de Mos remató a la red por el palo corto de Ángel. Partido finiquitado en poco más de una hora y la Real entendió que no era necesario mantener el ritmo. Se equivocó porque la Ponferradina, que se fue ovacionada pese a la derrota, no dejó de intentarlo.
El centro lateral es un debe que tiene este equipo y ayer volvió a quedar patente que hay que defender mucho mejor en esas situaciones. Abelenda en dos ocasiones y Valle en tres acciones idénticas estuvieron cerca del gol. Por suerte, dos se marcharon alto y en la otra apareció un Marrero que disipó las dudas que generó al principio con un paradón a bocajarro. No dejó que la Ponferradina se metiera en el partido con una parada milagrosa, pero seguro que esas ocasiones no le sentaron nada bien a Imanol. Quizás el Villarreal no las perdone en unos días. La Real alcanza así los octavos de final y se queda a cuatro partidos de disputar una nueva final. Los sueños se cumplen y seguro que muchos realistas pusieron en su carta a los Reyes un nuevo título.
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