Un punto más y una jornada menos

Mucho va a costar sujetar esa última plaza europea, pues si bien el Athletic queda a tres puntos y el Valencia y el Granada, a cuatro, hay tres circunstancias que juegan en contra. Tiene el peor calendario de todos -Granada, Villarreal, Sevilla y Atlético-, deberá jugar las últimas cuatro jornadas en diez días -algo tremendo- y solo dispone de 16 futbolistas de la primera plantilla, dos de ellos porteros. En este contexto hay que calibrar el punto contra el conjunto granota, porque ahora mismo la vaca no da para más, con Illarramendi, Zurutuza, Januzaj, Guevara, Zaldua y Sangalli lesionados y Odegaard haciendo lo que puede con su rodilla derecha mermada.

Así las cosas, las opciones de quedar entre los siete primeros pasan por hombres como Zubimendi -la Real juega a un cosa con él y a otra bien diferente cuando no está en el campo, como se vio también en Getafe-, un Isak que ha recuperado la chispa cuando más se le necesita, el poderío de Merino en la medular, la fiabilidad defensiva de Le Normand y un Portu que suple la falta de acierto con kilómetros. Estos cinco deberían ser intocables en cualquier alineación -siempre que el fuelle les respalde-, con el capitán Oyarzabal que aguanta lo que se le eche. Con todo, el partido pudo ganarse de haber ido al descanso 0-2, que es como debió haber sucedido, después de que con 0-1 la Real regalase un gol -es increíble lo bajo que está Aritz- y perdonase otro por medio de Portu, que solo ante Aitor la tiró a las nubes en inmejorable situación.

Tuvo una gran puesta en escena la Real, en la que los seis cambios de Imanol respecto a la jornada anterior -Gorosabel, Aritz, Aihen, Zubimendi, Odegaard e Isak- le dieron otro aire de salida. Al habitual dominio del balón, le añadió dos ingredientes interesantes: las subidas de los laterales por banda y recuperaciones adelantadas para contragolpear. Así, y después de una incursión descarada de Aihen por la izquierda que desbarató Aitor, ya se adelantó para el minuto 12. Portu rascó de cabeza la pelota a Vezo en un gran salto, Oyarzabal se abrió a la izquierda y puso un gran centro para el espectacular remate de tacón de Isak a la red. Cuarta asistencia del eibarrés en tres jornadas y golazo del sueco para reivindicar su gran momento después del tanto de la victoria anotado ante el Espanyol. La superioridad txuri-urdin se veía reflejaba en el tanteador.

Pero como tantas veces, evidenció su debilidad defensiva en los duelos individuales y el Levante empató enseguida sin hacer prácticamente nada. Le bastó que un patadón de Rochina al cielo cayera cerca de Morales. Gorosabel, demasiado abierto, dejó que el habilidoso atacante granota encarase a un Aritz superado toda la tarde. Se fue del beasaindarra con suma facilidad y batió a Moyá en la salida. Con lo importante que es adelantarse en este fútbol postcovid -solo ha habido dos remontadas en 70 partidos- y te dura tres minutos la ventaja. Increíble.

La Real Sociedad, sin embargo, no se vino abajo y robando en zonas adelantadas contragolpeó con peligro. Una jugada entre Portu e Isak dejó al primero solo ante Aitor, pero el murciano falló incomprensiblemente en la suerte que mejor domina. No le ha sentado bien el parón y, a pesar de que corre más que nunca, su nivel de acierto es bajísimo. Un marcador que debía ir 0-2 en ese minuto 22 reflejaba un frustrante 1-1 para los intereses guipuzcoanos.Bien comandada por Zubimendi en la parcela central, hacía daño en las combinaciones interiores, donde los centrocampistas locales corrían siempre detrás de los blanquiazules. Así, tuvo otra oportunidad Le Normand, tras un buen centro de Gorosabel desde la derecha en un córner jugado en corto, y Odegaard en dos ocasiones también probó fortuna con disparos de media distancia que no hallaron portería. El de Drammen hace lo que puede.

En la segunda parte el partido le fue pasando factura a una Real que perdió gas y que desapareció del campo cuando Imanol varió el sistema en el minuto 53 con la entrada de Llorente por Odegaard y Zubeldia por Zubimendi. En su favor hay que decir que el noruego está más que tocado y que el chaval del Sanse estaba amonestado, pero desde ese momento el Levante cogió el balón y metió a los realistas en su campo. Posicionados en un 1-5-3-2, me imagino que la intención sería adelantar a Gorosabel y Aihen por los carriles, y buscar un fútbol más vertical con Isak y Portu en punta. Pero retirar un hombre de arriba para meterlo atrás, lo que significó fue dar la iniciativa al contrario y dejar de presionar en zonas adelantadas. Zubeldia -demasiado atrás- dejó solos a Merino y Oyarzabal en la zona ancha con muchos kilómetros que correr. Y ahora el depósito de gasolina no da para grandes alegrías.

Las incorporaciones de Barrenetxea, Monreal y Willian José no cambiaron el panorama y el Levante, sin grandes ocasiones más allá de esa de Melero a la que respondió bien Moyá tapando hueco, tampoco inquietó demasiado. Hasta tuvo una buena falta al borde del área Merino en el descuento pero la lanzó muy arriba, producto de la fatiga acumulada.

Ahora toca recuperar fuerzas para afrontar la final del viernes ante el Granada en Anoeta. Todos andan muy justos, pero que la Real sea el que menos descanso vaya a tener entre los partidos es un factor muy peligroso y que no le ayuda en nada.