La pólvora solo les dura 45 minutos

Si algún despistado se topó con el partido por casualidad hubiera pensado que se trataba de un amistoso. Sol, 28 grados a orillas del Mediterráneo, un campo que no es un estadio... nada más lejos de la realidad porque la Real tenía una bola, no de partido pero sí de set, en su lucha por entrar en Europa. El empate final, quizá el resultado más justo, le deja con tres puntos de ventaja respecto al Athletic. Tiremos de tópico: si se gana el jueves al Granada, el punto de ayer será bueno.

Así lo inculcó Imanol y los jugadores interpretaron la partitura que había trazado en la pizarra el entrenador. El cuadro txuri-urdin inclinó el partido desde el inicio. Por momentos, en esa primera parte tuvo TNT en sus pies. Apoyado por el tempranero tanto de Isak. El sueco estuvo en todas, o casi todas. Con algo más de acierto, la Real se hubiera tenido que ir con ventaja al descanso. El único lunar fue el gol de Morales. El resto, la Real mereció más

El sueco marcó un golazo. Si se dice que es el nuevo Ibrahimovic, el tanto que logró lo refrenda. Un nuevo pase de Mikel Oyarzabal, su décimo pase de gol, después de que Portu ganara un balón aéreo a Vezo, lo cazó el de Solna haciendo un escorzo adelantándose al central. ¡Qué golazo! Le pena que el empate llegó enseguida pero el repertorio guipuzcoano en ataque siguió.

La ocasión más clara fue para Portu, fabricada por el omnipresente Isak. Corría el minuto 20 de partido y en una gran contra, el sueco filtró un balón entre la defensa que Portu, solo delante de Aitor, mandó alto. Se llevó las manos a la cabeza el de Beniel sabedor de que podía ser la ocasión del partido. Quizá el balón le botó más de lo debido porque quiso ponerla por encima del meta arrasatearra, que estaba vencido en su salida, Una pena.

Lo siguió intentando la Real aprovechando los espacios que dejaba el equipo granota. Isak aparecía en todas, Portu metía el miedo a la defensa y Oyarzabal sujetaba todo lo que le llegaba. Del cuarteto atacante solo faltaba Odegaard. No estuvo fino el noruego. Mejor dicho, no fue el Odegaard que ha deslumbrado en LaLiga. Entró en juego como de costumbre pero el polvo de hada en sus botas no aparecía. Chutó en un par de ocasiones pero el balón no encontró la red levantina. Ambos se fueros desviados.

Poco más reseñable a los cuatro mosqueteros del ataque. Odegaard se marchó en el minuto 55, Portu estuvo todo el encuentro y Oyarzabal dejó su sitio a Barrenetxea e Isak a Willian a falta de poco para terminar. No fue la misma Real de la primera parte. De hecho, Aitor vivió una plácida segunda mitad. Habrá que seguir.