Álvaro Odriozola y la Real Sociedad, una relación que nunca se ha perdido

Odriozola no tiene prisa. Tampoco la Real Sociedad. Lo único que quiere el jugador es recuperar sensaciones, sentirse importante, y su regreso al club txuri-urdin colmaría esos objetivos. Esta última temporada, en la que no ha tenido continuidad, ha sido determinante para acabar de tomar una decisión.

Odriozola siempre se ha agarrado a su deseo de competir, de asumir el reto de poder tener minutos y ponérselo difícil al entrenador. Venía de jugar con regularidad en la Fiorentina, de sentir que había mejorado sus condiciones físicas para ser un lateral más completo y quería demostrarlo en el Madrid. En Italia, en su segunda cesión, jugó 27 partidos y marcó un gol. Se veía con fuerzas, con la ilusión y la motivación para quedarse y sumar en el Madrid. No lo ha conseguido.

Ancelotti no contó con él antes del Mundial y después le dio una oportunidad para ser titular en el partido de Copa del Rey contra el Cacereño. Pero le puso en el lateral izquierdo. Otro gesto más del técnico italiano en el que dejó clara su poca confianza en el donostiarra. Si ya lo tenía difícil, la situación se agravó con una lesión muscular que provocó que tuviera que abandonar el partido en el inicio de la segunda parte. Salió Vallejo en su lugar.

El partido contra el Cacereño, de principios de enero, volvió a abrir el debate de la necesidad de desprenderse del jugador en el mercado de invierno. Otra cesión. Habría sido la tercera. La primera fue al Bayern de Múnich en 2020, a mitad de temporada, y con el equipo alemán solo llegó a jugar cinco partidos. Zidane tampoco contaba con Odriozola.

El Real Madrid pagó 35 millones de euros, en 2018, al club donostiarra por un lateral de 22 años que se sumaba a la política de jóvenes talentos junto a los Asensio, Ceballos, Jesús Vallejo, Theo Hernández y Vinícius. La explosión de Odriozola en la Real le llevó a ser convocado por Lopetegui para el Mundial. Desde que Lopetegui fue despedido no ha logrado asentarse.