«Viví la caseta de varios equipos y la de la Real era la más humilde que he conocido»
Tito Irazusta
Domingo, 6 de noviembre 2016, 15:36
En el aspecto personal, Luis Miguel enfocó su vida hacia la hostelería después de tener que dejar el fútbol: «Yo siempre pensé que lo que había ganado me podría servir para montar un negocio de cara al público, aprovechando que me conocían. Mi mujer, Josune, me animó a ello, porque ella había trabajado en la moda y no veía camino por ahí, así que pusimos esta cafetería hace treinta años y aunque pensamos que no sería para tanto tiempo en ella seguimos encantados, con la ayuda también de nuestras hijas Nora y Nagore. ¡Ah! Y ya soy aitona, porque ha venido Urko a alegrarnos aún más la vida. Soy un enamorado de Gipuzkoa. Es verdad que en Donostia se vive bien, pero aquí se vive familiarmente muy bien. En la capital hay más despiste y más ajetreo y aquí tenemos una vida normal. Nací en Aizpurutxo, un barrio entre Azkoitia y Zumarraga. Cuando era pequeño no quería decir que venía del barrio porque se metían contigo y ahora estoy orgulloso de presumir de ser de Aizpurutxo. Cuando la gente me recuerda que le metí un gol al Madrid y que fuimos campeones les digo que soy de donde soy, y allí no tenemos campo de fútbol. Si hubiera nacido en un pueblo con un campo igual me habría salido...».
Preguntado por si el fútbol le jeó alguna asignatura pendiente, lo tiene claro: «Nada. Me hice a lo que me pasó, porque mi caso no fue el único, hay muchos jugadores que podían hacer mucho y por mala suerte no lo han podido realizar, como yo. Lo comparo con el accidente de un pianista que se estropea la mano. El fútbol ,de todas formas, me ha dado mucho más de lo que me quitó. Si no fuera por la lesión podría haber seguido entre los quince convocados de la Real campeona pero gracias al fútbol he sido feliz.
Tira para el Barça: «Soy bastante barcelonista y me gusta el carácter de Messi, que es el mejor de todos los tiempos». Tiene muy presente a la Real y a sus compañeros: «En el vestuario de la Real nos ayudábamos todos y era la caseta más humilde en la que he estado, lo que indica que se puede ser un equipo bueno y también humilde y esa humildad es la que le daba categoría a la Real. He vivido los vestuarios del Alavés, del Burgos, del Lorca y del Alcira y siendo inferiores de categoría había más tontería». Un campeón humilde.