Qué decir de un partido que nos deja mal sabor de boca y que por momentos parecía más lucha que fútbol. Lo primero que me ... extrañó fue que la Real completó un primer tiempo bastante pobre. No entró bien al partido y si no se fue al vestuario con un marcador adverso fue gracias a las paradas de Remiro. En la reanudación, el equipo salió bastante mejor y parecía que el segundo periodo iba a ser muy diferente. Pero entre los cambios, las faltas y las interrupciones, el encuentro no llegó a alcanzar el ritmo que le interesaba a la Real. El árbitro tampoco ayudó nada.
Lo de la puesta en escena de los primeros minutos fue tal vez lo más llamativo. Es verdad que el Cádiz salió muy fuerte, con gran intensidad, pero la Real no le tomó la medida al partido, no sé muy bien por qué. Habitualmente, suele tener más la posesión y mueve el balón con otra tranquilidad, con paciencia. Esta vez no no. Incluso el Cádiz fue mejor. A base de hacer su juego, a base de fuerza e intensidad, de estar duro en defensa, pero mejor a fin de cuentas. A la Real le costó mucho y cuando parecía que todo iba a cambiar, tampoco llegó ese vuelco. Es verdad que el equipo tiene que aprender a adaptarse a estos escenarios y que otros equipos le plantearán partidos similares, pero también lo es que el que lleva el silbato tiene que tomar medidas y ayer no estuvo fino en las decisiones.
¿Si faltó chispa? La entrada de Traoré en la segunda parte le dio otra fuerza al equipo pero no duró mucho. Luego entró Aritz y pasó lo mismo. Y entre una cosa y otra, el partido parado. Eso fue perjudicial para la Real. También es lógico un punto de cansancio porque el equipo lleva muchos partidos en esta franja de final de año y en lo físico se nota. Muchos esfuerzos y también muchos compromisos con presión. Ayer, por ejemplo, salía presionado por la victoria del Athletic de la víspera. No sé si eso pudo influir.
En cuanto a nombres propios, a Odriozola le falta todavía. Necesita minutos. Ayer también fue sustituido. Son cosas que valora el entrenador. Y sí que me sorprendió que jugara Brais, a una semana de ser operado. ¡Y todo el partido! Además se le notó con confianza.
Mal sabor de boca, pero esto no empaña, ni mucho menos, un año extraordinario en el que hemos disfrutado mucho. Tenemos que estar orgullosos.
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