Isak corre como una gacela y muerde como una pantera
El ariete sueco da una lección de movilidad en la primera mitad y en la segunda, ya sin gasolina, marca su primer gol en el Reale Arena
De un lado a otro del campo, siempre a la carrera, apareciendo en una y otra altura, con o sin balón... La movilidad es ... una de las señas de identidad de Alexander Isak (Solna, Suecia, 1999), que ayer fue titular tras otro movimiento en el tablero inesperado de Imanol, que dejó a Willian José en el banquillo.
El técnico oriotarra apostó por el sueco en la punta de ataque para buscar, con su velocidad, la espalda de la defensa blaugrana, que sufre mucho corriendo hacia atrás. Y en el primer tiempo no defraudó. La primera acción del ex del Borussia Dortmund le define como jugador: control orientado en zona cercana a tres cuartos, un roto al central de turno (en este caso Piqué) en carrera y apertura al compañero más desmarcado para llegar al remate posteriormente.
El ritmo vertiginoso de los primeros minutos del duelo le benefició, en parte, por su facilidad para aparecer en distintas partes del campo gracias a su fondo físico y a su movilidad. Es como una gacela, ágil, resistente y con piernas largas. Una de sus mejores acciones llegó en el minuto 22, cuando lideró con una gran arrancada una nueva contra de la Real, que tenía al Barça en la lona. El balón le llegó a Odegaard y la jugada acabó en córner, pero era evidente que si el atacante escandinavo cogía el balón con la portería de cara podían pasar cosas.
A pesar de su estatura (1,90 metros) no destaca por ser un valor seguro en los balones aéreos, donde se mostró insignificante ante dos especialistas como Piqué y Lenglet. Donde sí les hizo daño fue a sus espaldas, como en el minuto 32, donde lanzó un gran desmarque de ruptura que fue detectado por Odegaard; el de Solna dejó el balón correr y disparó, pero por allí apareció un providencial Piqué para salvar a su equipo de un nuevo tanto.
El don del oportunismo
Tras el paso por vestuarios el delantero de origen eritreo evidenció haber perdido algo de chispa en el aspecto físico. Ya no estaba tan fresco y perdió algunos balones con errores no forzados mientras Willian José ya esperaba en la banda para entrar en su lugar, pero...
El instinto asesino es algo que se lleva en la sangre. O el don del oportunismo, como prefieran. Da igual el minuto que sea. El espigado atacante nórdico aprovechó un balón suelto en el área pequeña en el minuto 61 para subir al marcador el 2-2, llevando el delirio a las gradas. No perdonó el fallo de Ter Stegen. Le rebasó con la zurda.
Tres minutos después se llevó a cabo el cambio entre el sueco y el brasileño. La ovación para ambos es un signo inequívoco de que la afición está feliz este curso con sus dos artilleros. A sus 20 años, Isak ya ha caído de pie en la Liga y en la Real, con la que ya suma tres tantos en 549 minutos de juego -la mayoría de ellos saliendo desde el banquillo-. Goles que, por cierto, han servido todos para puntuar: el de Cornellá (1-3), el de Balaídos (0-1) y el de ayer ante los azulgrana.
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