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Imanol se planta en el centro del vestuario visitante de Old Trafford, en ese pasillo estrecho y antiguo bajo la grada que da a las ... vías del tren. 'Chavales, vamos a salir atrás a ver si marcamos pronto'. Y funciona. Y la Real pasa a cuartos de final de la Europa League. Y se consagra.
La escena podría sonar a broma, pero poco más o menos esa es la estrategia que Matt Busby, el legendario técnico del Manchester United, adopta ante el partido de vuelta de los cuartos de final de la Copa de Europa 1965/66 contra el Benfica. Los ingleses habían ganado 3-2 en la ida pero nadie da un duro por ellos en Lisboa. Los equipos británicos eran zarandeados cada vez que salían de las Islas y además esperaba el gran Benfica de Eusebio y Coluna (y Costa Pereira y Cavém y Simoes y Torres...), campeón en 1961 y 1962, vigente subcampeón y que nunca ha perdido un partido europeo en el estadio Da Luz, que esa noche luce esplendoroso. Dos años antes, el Sporting de Lisboa le había endosado un 5-0 sangrante al United en Alvalade, así que el viejo Busby tiene buenos motivos para temerse lo peor. 'Chavales, vamos a salir atrás'.
En una charla que han contado muchos de los presentes, el mánager superviviente de la tragedia de Múnich pide a los suyos que se preparen para el chaparrón. «A causa de lo que luego sucedió, aquellas instrucciones de Matt previas al partido han entrado en la mitología del fútbol –recuerda George Best en sus memorias–. Nos pidió que aguantáramos como fuera los primeros veinte minutos. Insistió mucho. En realidad, eran unas instrucciones muy sensatas».
Así que el Manchester United sale a Da Luz –hasta los topes con 75.000 aficionados benfiquistas– a encerrarse atrás. Los jugadores siguen a rajatabla las instrucciones de Busby, la clase de jefe al que no se le lleva la contraria. Los ingleses resisten y se quitan la presión de encima a balonazos... Hasta que George Best piensa otra cosa. Primer gol a los seis minutos, segundo a los 11 y a renglón seguido una cabalgada impresionante dejando rivales atrás mientras Bobby Charlton corre a su lado pidiéndole en vano el balón a gritos –como Valdano a Maradona en el gol a los ingleses en México–, antes de que un defensa evite de milagro el tercero. En el minuto 14, John Connelly –leyenda del Burnley fichado poco antes– pone el 0-3. Vamos a salir atrás a ver si marcamos pronto...
Al descanso, Busby dice que cuidado, que esto no está terminado, así que Crerand y, esta vez sí, Bobby Charlton también marcan sus goles para un 1-5 memorable.
Hay partidos que marcan una época. Que convierten a los buenos jugadores en grandes jugadores y a los grandes futbolistas en mitos. Hasta ese día, los ingleses jugaban acomplejados en sus visitas a los 'continentales', que desactivaban su ritmo frenético con facilidad a base de técnica y táctica. Ningún equipo británico había ganado la Copa de Europa. Una temporada después de aquel partido de Lisboa la conquistó el Celtic de Glasgow y la siguiente, el Manchester United de Busby.
También la Real busca el partido que convierta a sus futbolistas en héroes en Europa, como hizo la final de Copa de Sevilla. Entonces, ante el eterno rival; hoy, ante un coloso. El gran día siempre llega. Hace tres temporadas, la Real necesitaba ganar en Anoeta al PSV Eindhoven en el último partido de la fase de grupos de la Europa League para clasificarse. Para asombro del personal, y sobre todo del campeón de Europa de 1988, en casa y obligado a ganar Imanol ordena un repliegue. Los neerlandeses monopolizan la posesión (68%), la Real gana 3-0.
Una victoria, cualquier victoria, es lo que necesita la Real en un escenario que rebosa historia. Esos vestuarios, divididos en dos túneles, uno para cada equipo, que confluyen para acceder al césped por un córner, son la calle 31 de agosto de Old Trafford, de lo poco que sobrevivió al bombardeo de la aviación alemana en 1941. Las bombas destruyeron la tribuna principal, incendiaron otras partes del campo y provocaron enormes cráteres en el terreno de juego. El martes se cumplieron 84 años de aquella incursión de la Luftwaffe. El Manchester City alquiló su campo de Main Road al United hasta que pudo regresar a Old Trafford en 1949, a razón de 5.000 libras al año y un porcentaje de la taquilla.
Imanol se planta en el centro del vestuario visitante, pasa el tren al otro lado de la pared y dice: Chavales...
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