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La Real no estaba en condiciones de afrontar un partido largo, uno de esos que se resuelve en el minuto 96. O conseguía adelantarse pronto, ... o el paso de los segundos iba a caer como una losa en cada jugador, lo que iba a complicar la posibilidad de hacerse con los tres puntos. Enfrente tuvo un Rayo batallador, que salió a buscar a los realistas hasta el área de Remiro, y que precisamente justo al contrario que a la Real, el paso del tiempo le iba a sentar mejor. En gran medida también porque el punto le encajaba mucho mejor en sus planes que a los locales.
Imanol repitió el esquema que puso en liza en el partido liguero de Vigo y presentó ese 1-5-3-2 que da la sensación que ha llegado para quedarse, aunque con matices. Zubeldia, Le Normand y Pacheco volvieron a repetir en la línea de tres centrales, acompañados de Aramburu y Galán por los carriles exteriores. Zubimendi, Turrientes y Zakharyan formaron el centro del campo y Sadiq y André Silva compartieron la dupla ofensiva de inicio por primera vez en la temporada.
El Rayo no se quedó atrás e igualó el sistema txuri-urdin para responder con otro 1-5-3-2 en fase defensiva. Aridane, Lejeune y Espino trataron de hacer superioridad ante Sadiq y Silva, mientras sus carrileros Balliu y Chavarría se emparejaban con sus homónimos blanquiazules por fuera. Unai López-Turrientes, Valentín-Zakharyan (Brais) y Trejo-Zubimendi protagonizaron los duelos en la medular, y Camello e Isi fueron las piezas más adelantadas de los visitantes.
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La presión madrileña impidió a la Real llevar la manija del encuentro como quería en la primera mitad. A la media hora de juego el Rayo contaba con un 67% de posesión. La entrada de Brais Méndez aportó mayor dosis de control a los guipuzcoanos, si bien los de Imanol pecaron en ocasiones de querer conectar demasiado rápido con los de arriba atrayendo primero a los rivales en fase de construcción para mandar balones largos a Sadiq o Silva, pero también a Aramburu, cuando este lograba ganar altura por su banda.
El Rayo se preocupó por tapar el centro del campo para despojar de recursos a la Real. A excepción de alguna cabalgada protagonizada por Turrientes, los centrocampistas no pudieron generar el fútbol deseado. Hubo varias ocasiones en las que Le Normand dio el paso de ponerse el disfraz de pivote, porque la disposición de los rayistas así lo permitió con dos delanteros madrileños para cubrir a tres zagueros guipuzcoanos.
Imanol lo detectó y ya en la segunda mitad, cuando Zubeldia pidió el cambio, fue Zubimendi y no Urko quien se colocó en el centro de la zaga. El oriotarra explicó después que «a veces daban más tiempo al hombre que teníamos en el eje y Zubimendi en esas conducciones hace mucho daño. Con Urko queríamos fijar su primera presión».
El centrocampista dio un paso atrás con la intención de dar dos adelante. Urko, Turrientes y Brais trataron de vaciar la zona para que el '4' tuviera más espacio para abarcar, pero faltó acertar en esa última conexión con los de arriba.
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