Secciones
Servicios
Destacamos
Feliz año a todos los que acaben de prometerse a sí mismos emprender algún propósito para este 2025. Yo también me he propuesto alguno, aunque pretendo mantenerme igual en cuanto a intentar provocarles un poco se refiere. Como bien dijo Diógenes de Sinope: ¿De qué ... sirve un filósofo que no hiere los sentimientos de nadie?
El hecho es que la propia palabra disciplina ahora está mal vista, por un lado, porque se interpreta como la disciplina impuesta por quien posee el poder a quienes han de obedecerle, y, por otro lado, porque ahora la moda es evitar cualquier exigencia y dejar que las cosas sucedan solas, si les da la gana.
En cuanto a la primera, directamente la voy a esquivar, porque no me voy a referir a la disciplina impuesta por unos a otros, sino a la que cada uno podamos exigirnos a nosotros mismos. La disciplina sublime (aunque no diré que en ocasiones la otra no sea también necesaria) es aquella que somos capaces de tener cada uno con las promesas o los compromisos que nosotros mismos hemos querido adquirir con nosotros mismos. Para ello, como ya dijimos en alguna otra ocasión, en primer lugar, hay que elegir bien lo que uno se propone para que realmente se trate de algo por lo que estamos dispuestos a sacrificarnos, pero lo inmediatamente siguiente a eso es precisamente sacrificarnos por ello, también cuando no apetezca. Tampoco hace falta ser una mente de otra galaxia para entender que una cosa es la apetencia puntual del momento (luces cortas) y otra lo que uno sabe que quiere, aunque en ese momento no le apetezca (luces largas). Y a esta auto disciplina quiero apelar para que, si se reafirman en sus propósitos de cara al nuevo año y confirman que los quieren de verdad, no pierdan la senda a la primera ocasión en la que no les apetezca.
En cuanto a la segunda, me va a bastar con una frase: Sin una exigencia extraordinaria solo conseguirás cosas ordinarias. Quien crea que va a conseguir algo excelente 'porque yo lo valgo', que prepare al menos una lista nueva de motivos, sucesos o porqués con los que poder explicar por qué va a seguir sin poder conseguirlo.
Y aquí es donde volvemos a poner a nuestra querida Real como espejo social para toda Gipuzkoa, ante la tesitura de tener que retomar las competiciones con la máxima concentración y tratando de minimizar el riesgo de que el parón navideño pudiese habernos desenfocado un poco de la buena inercia de final de año, para lo que no existe otro secreto que la auto disciplina, como impulsor constante y repetitivo del cumplimiento de las tareas, una y otra vez, aunque no apetezca.
Si la Real quiere realmente conseguir resultados extraordinarios (incluso en una temporada de semi transición) y dando por hecho que es el propio equipo quien más exigente debe ser consigo mismo (aunque al mismo tiempo Imanol ejerza esa otra disciplina que también es importante), ahora es el momento de no dejarse llevar por el conformismo, por el marchitamiento de los buenos hábitos y por la inercia decreciente 'natural' que pudiera acontecer, apretando los dientes, subiendo un grado la exigencia individual, exagerando los detalles y reconquistando inmediatamente un nivel alto de competitividad, que además pueda pillar aletargado a más de un adversario.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.