El arquitecto
La etapa de Olabe en la Real ha otorgado una sensación de normalidad estando en las posiciones altas de la Liga como entrando en Europa con frecuencia
Antes de nada, quisiera aclarar que las nomenclaturas de director deportivo, mánager, director de fútbol o incluso secretario técnico se utilizan de tantas maneras y ... para referirse a tantos modelos de funcionamiento diferentes que para mí carecen de sentido si no se les acompaña de una descripción clara del rol que desempeña cada uno en la organización, en cuanto a tareas concretas, responsabilidades y demás se refiere. Jefes que hacen de directores deportivos relegando a estos a tareas de secretario técnico; entrenadores que pretenden marcar ellos la política deportiva y la visión estratégica del club; todos, absolutamente todos, los agentes externos (representantes, periodistas, etc) tratando de acceder a la cocina por cualquier ventana o sumidero con tal de puentear al responsable saltándose el conducto reglamentario... Realmente no es nada sencilla la figura de quien pretenda plantarse en medio de todo eso para tratar de poner orden y sobre todo dar cordura a una sola idea, la que sea, pero solo una en la que todo pueda encajar como debe.
En el caso de la Real, he de decir que, al menos desde fuera, me da la sensación de que la figura del director de fútbol parte con una ventaja y es que, pese a que el presidente adopte tareas de presidente ejecutivo y se le vea frecuentemente al frente del mando de operaciones, parece sincera su creencia en delegar la visión y el diseño de la 'idea general deportiva' en el máximo responsable técnico.
Pero vayamos ya al grano. Roberto Olabe ha dicho que él no va al trabajo a hacer amigos. Nada que objetar. En la evaluación estrictamente profesional y tratando de ofrecer una radiografía lo más objetiva posible, manteniéndome alejado de opiniones personales, gustos y demás aspectos subjetivos, he de decir que su trabajo ha sido de máximo nivel. Evidentemente, rodeado, acompañado y gracias a un club (y todo lo que le rodea) de primerísimo nivel mundial, pero su aportación ha sido top.
Una idea clara de juego que, además de facilitar la búsqueda de los perfiles que encajen en ella, sobre todo ayuda a descartar los que no encajan (por muy buenos o baratos que puedan ser); una política concreta que combina (gustará más o menos) un buen caudal de cosecha propia como pilar fundamental, con un porcentaje de producto importado de calidad y sobre todo potencial de crecimiento y plusvalía que cuando llega es quien debe adaptarse a lo de casa y no al revés; una organización interna de primerísimo nivel, en cuanto a estructura, vertebración, funcionamiento; una coordinación humana exigente a la vez que potenciadora de las personas que conforman la organización y, por si fuera poco y para aquellos a los que les importe poco lo que ocurra en la cocina mientras la cena esté buena, unos óptimos resultados deportivos con picos excelentes, pero que sobre todo destacan por haber sido sostenidos a lo largo de estos años, otorgando a la Real una sensación de normalidad estando tanto en las posiciones altas de la Liga como participando frecuentemente en competiciones europeas.
Lógicamente, esa normalidad en la élite provoca también que cualquiera se pueda acostumbrar a ella y que cualquier insensato pueda olvidarse de mirar las cosas con la perspectiva adecuada, imprescindible para valorarlas como merecen.
Eskerrik asko, Roberto.
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