El fútbol de toda la vida castiga a la Real
El Athletic puso el ritmo, la intensidad, el juego y el criterio defensivo y lo rubricó como casi siempre: a balón parado y en una contra de libro
Lo sabíamos. Tuvo que ser ante la Real. El Athletic venía de lanzar 18 córners sin éxito en la semifinal de Copa ante Osasuna, ese ... partido que se resolvió con un gol del navarro Pablo Ibáñez. Tuvo que ser ante la Real cuando rompió esa tendencia negativa en los saques de esquina. El gol del Athletic, el que rubricó su superioridad en la primera parte, llegó en un saque de esquina pero pudo hacerlo de cualquier otra forma porque para cuando Iñaki Willimas perforó la portería, ya habíamos anotado más de una ocasión en la libreta. Subrayado en rojo, un disparo lejano del propio Iñaki que Remiro despejó a mano cambiada como ya habrán leído en las páginas anteriores. El guardameta navarro fue el mejor en la primera parte así que la Real quedó retratada.
Pero a lo que íbamos: el gol llegó como tantos en la centenaria historia del Athletic. Un saque de esquina botado por Nico; un rojiblanco, en este caso Vesga, que se adelanta al primer palo para peinarla, y otro que aparece en el segundo palo para rematarla. Sí, Iñaki se revuelve, parece que pierde la referencia del balón pero acaba en gol. Lo de siempre. En el 4-0 de la pasada temporada, dos de los goles también llegaron en saques de esquina. Claro que no contábamos con que la Real defendiera tan mal esa acción. No pregunten si los nuestros estaban en zona, cada uno con su marca o unos a setas y otros a Rolex. Qué más da. Allí en el segundo palo solo quedaba Aihen con Iñaki. Lo que vino después ya lo saben: Iñaki se revolvió para proteger el balón, salvar la salida de Remiro y marcar.
La Real estaba avisada: dos goles llegaron a balón parado en su última visita a Bilbao. Este sábado, otro más
Los de corte defensivo no fueron capaces de salir y tratar de achicar espacios hacia adelante
Ese tanto sentó mal a la Real. Muy mal porque si ya tenía dificultades para tener el balón, para enlazar tres-cuatro pases seguidos, aquello fue la puntilla. El Athletic, que había buscado a Gorosabel con Nico, se vino arriba ante una Real que dio por buena esa desventaja al descanso porque de ninguna manera había encontrado su sitio en San Mamés. No recuerdo un momento de la primera parte en el que los diez jugadores de la Real estuvieran plantados en el campo del Athletic. Nuestros jugadores de corte defensivo no fueron capaces de salir y tratar de achicar espacios hacia adelante. Defendieron muy metidos por más que, a cuentagotas, la Real se estiró con Silva y Kubo.
A campo abierto
También estábamos advertidos del daño que pueden hacer los hermanos Williams a campo abierto. El segundo tanto del Athletic lo hemos visto tantas veces... Un delantero baja a su campo para poner el balón de cara a un compañero, en este caso a Raúl García, que busca al extremo en el espacio de la banda contraria con un cambio de orientación de libro cuando la Real todavía trata de recuperar su sitio a marchas forzadas. Iñaki Williams encara al central y suelta un zapatazo a la escuadra que pasa como un obús por encima de Remiro. Ahí estaba el partido. En ese momento la Real se había activado con Barrenechea, tenía otra chispa, y los más optimistas veíamos más cerca el empate que el segundo del Athletic. No fue la tarde la Real y sí del Athletic. Nada que objetar. El ritmo, la intensidad y el juego no fue ayer por ambas partes. Tampoco el criterio defensivo.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión