Frenesí antes de Navidad

El 0-3 a la media hora de juego no describía de manera fidedigna la actuación general sobre el césped y originó un escenario engañoso. No por quitar méritos a la Real, que martilleó con éxito a la espalda de los centrales cada vez que Odegaard encaraba en zona de tres cuartos. Oier y Darko fueron incapaces de obstaculizar la elaboración realista en mediocampo y el primer tanto visitante llegó en una combinación fulgurante entre Merino y el noruego que acabó en una asistencia no menos brillante a Oyarzabal. La visión periférica de Odegaard para entregar el balón al eibartarra en vez de a Portu fue letal. El perfil de los centrales osasunistas, tiesos y mal posicionados casi siempre, favoreció para que el '21' txuri-urdin repartiera su colección de asistencias. Willian José tuvo el 0-4 en sus botas, pero entonces llegó el gol de Aridane.

Nada invita más al conjunto rojillo a creérselo que plantearle un imposible. La moral de los locales comenzó a ascender hasta las nubes en la reanudación, mientras que los blanquiazules querían imprimir una falsa sensación de calma que tan solo tardó tres minutos en desaparecer. Existen pocos delanteros como Chimy Ávila en la Liga, y para la Real casi que mejor. El argentino martirizó a Zubeldia y Llorente durante los noventa minutos de partido. Incordió por arriba, pese a su corta estatura, y sobre todo por abajo. Anotó dos goles de auténtico buscavidas e Imanol tuvo que introducir a Le Normand para jugar con tres hombres en el eje de la zaga en un movimiento táctico insólito.

De todas maneras el mayor de los peligros del cuadro de Jagoba Arrasate venía de los costados. Zaldua no recibió las ayudas necesarias en su banda y se encontró frecuentemente en inferioridad numérica ante Estupiñán, Adrián o Rubén García. Pese a todo, los tantos locales llegaron tras dos balones largos y una acción de estrategia.

La expulsión de Roncaglia acabó por ser determinante porque se produjo en el momento de mayor sufrimiento blanquiazul. Este inexplicable lance del partido permitió a la Real coger aire e incluso amplió la ventaja por medio de Isak, después de que Portu hubiera rozado el tanto un instante antes. Pero el Chimy Ávila, quién si no, hizo de nuevo saltar por los aires la serenidad a la que parecía encaminarse la recta final del encuentro y lo volvió a sumergir en un intenso frenesí futbolístico que tan solo el árbitro pudo ponerle su irremediable final.