Lo que es bueno para unos es malo para otros

Lo bueno es que es uno de los pocos sitios donde puedes ir como quieras (nadie va a discutir si la camiseta de la Real o la del Osasuna te pega con los pantalones que llevas. O utilizar bufanda todo el año, independientemente del clima). Y sobre todo, puedes aparcar prácticamente donde quieras. Cosa que deberían de hacérnoslo mirar.

Dejando prolegómenos a un lado, dos viejos conocidos enfrente para los txuri-urdin, Jagoba y Bittor. Ambos conocen las entrañas de Zubieta y mucho más. La teórica buena relación que se respira entre ambos contendientes, 3 partidos amistosos este año, y teniendo en cuenta la inexpugnabilidad de El Sadar, hacia presagiar un empate o pocos goles. Nada más lejos de la realidad. Jugar el día después de Santo Tomas a las 14.00 horas, hace posible que la txistorra le repita a alguno.

La hoja de ruta de ambos equipos roza los opuestos. Mientras la Real, aunque cada vez se le ve más adaptarse a diferentes contextos, es un equipo diseñado desde la perspectiva combinativa, la propuesta de los rojillos es mucho más directa. Esto no quiere decir que desdeñen la posesión. Una vez conquistado campo contrario, su idea es marear la perdiz. Y aquí se manejan bien. Teniendo al 'Cuchu' arriba, sabes que vale todo, menos relajarte. Defensivamente, si se te ocurre sacar en corto, aprietan fijando a los dos centrales y compensan la inferioridad en la medular con saltos de marca de su doble pivote. La superioridad que daba Guevara como pivote único sin marca, le daba la confianza suficiente a Imanol para transmitir a sus pupilos que esa era precisamente una de las claves para desestabilizar al oponente. Tampoco le interesaba que el balón fuera muy profundo; con dos centrales tan ganadores como Aridane y David García. Son fuertes por arriba y nada lentos en repliegue hacia el área. Cosa que sorprendió fue la manera tan clara con la que se presentaron tanto Odegaard y Oyarzabal más el incombustible Portu delante de Sergio Herrera. William no estuvo muy acertado de cara a puerta, pero las salidas que dio sobre todo descargando de cara o hacia banda fueron determinantes para que pasaran cosas en la primera parte. La segunda jugada tras el duelo se convirtió en una de esas partidas de ajedrez entre Karpov y Kasparov. El que ganaba esa opción, desatascaba la partida y partía con ventaja posicional. Todo lo demás quedaba a expensas de la calidad y el acierto del ganador, en caso de los pamplonicas. En desmarques de ruptura, sobre todo de Portu y Oyarzabal y conducciones temerarias de Odegaard, por parte de los donostiarras. Algo que aprovecharon para, en sendos desequilibrios de la línea defensiva (Estupiñán como protagonista), se pusieran con un 0-3. Terminar la primera parte con un gol de cabeza de Aridane imprimía cierta emoción al partido.

Era importante que el Osasuna se mantuviera en la mínima. Así comenzó la segunda parte. Tras la expulsión de Roncaglia, a priori, La Real tenía la sartén por el mango. Movimiento de piezas con una defensa de 3 por parte txuri-urdin, que con la inferioridad de los rojillos se convirtió en correcalles. A partir de aquí, Jagoba pedía corazón por un lado y cabeza por otro, cosa que parece que perdió a tenor de la expulsión (a veces es complicado contenerse). Podía haber pasado cualquier cosa pero Isaak, el más listo de la clase con permiso de Ávila, proporciona la ventaja necesaria para los foráneos. La Real sigue siendo un equipo temible fuera de su feudo. Hacía mucho tiempo que no se veía un partido tan frenético en El Sadar. Gracias, por mi parte, a los jugadores por el espectáculo. Ondo pasa jaiak.