Martín Lasarte: «En una final, si hay que sacar el machete, se saca»

– ¿Qué hace un uruguayo entrenando a la selección chilena?

– Son cosas del fútbol. Antes ya hubo un par de entrenadores uruguayos que lo hicieron. Recuerdo a Nelson Acosta, en la década de los 80. Trabajé en dos equipos chilenos y creo que dejé un buen poso. Es mi primera experiencia como seleccionador. Hace un mes firmé el contrato por un año.

– ¿Y cómo es esa experiencia?

– Por ahora muy buena, pero no podemos jugar partidos por la pandemia –ayer en Chile se decretó el confinamiento total y estaba previsto un amistoso contra Bolivia–. La situación aquí es igual de preocupante que allí. Hay subidas y bajadas de contagios y estamos pendientes de los partidos clasificatorios del Mundial de Catar.

– ¿Qué recuerdos tiene de su paso por la Real?

– Buenísimos, fue una etapa linda de mi vida. Tuve el privilegio de trabajar en la tierra de mi padre –era natural de Andoain–. Me encontré un equipo en Segunda División, con un ambiente institucional negativo, pero entre todos conseguimos cambiar la dinámica. Ascendimos y al año siguiente nos mantuvimos en Primera División. A mí no tienen que agradecerme nada, simplemente hice mi trabajo.

– ¿El mejor fue el ascenso?

– Las dos cosas. Subimos siendo campeones y lograr la permanencia no fue sencillo al jugar con gente joven y de casa. El club no podía hacer fichajes.

– ¿Quién queda ahora en la plantilla de esa camada?

– Illarramendi es el único.

– Griezmann debutó con usted...

– Sí, cómo pasa el tiempo.

– ¿Sigue a la Real desde la distancia?

– Sí, por televisión.

– ¿Qué le parece el equipo?

– Más allá de lo que sucedió ante el Barcelona, está dando una sensación de nivel, transmite fiabilidad y buenas sensaciones. Le gusta ser protagonista y cuando tiene que utilizar un plan B también lo hace bien. Tiene muchas variantes de juego.

– ¿Coincidió con Imanol?

– No, me imagino que en aquellos años estaría entrenando en las categorías inferiores de Zubieta. Nos saludamos un par de veces, pero nada más.

– ¿Y qué le han dicho de él?

– Todo el mundo habla maravillas. Es sensato, de casa y me gusta su sentido de pertenencia al club. Su discurso es muy fácil de entender y su idea llega a los jugadores. Le quieren mucho, le aprecian, incluso los que no juegan habitualmente. La Real está llamando la atención en todo el mundo. Aquí, en Chile, están acostumbrados a ver al Real Madrid, al Barcelona, al Atlético, al Sevilla, pero lo que está haciendo la Real esta temporada es algo fantástico. Es ahora la envidia de muchos equipos y eso que hace una década estaba en ley concursal. Está haciendo un gran trabajo con la cantera y a la larga siempre acaba dando muchos frutos.

– Una final de Copa no se juega todos los días...

– Es un partido muy especial, único. No tuve la oportunidad de hacerlo con el Deportivo como jugador, pero sí como entrenador en Chile. No hay revancha, es ese día y nada más. La Real lleva mucho tiempo esperando a ganar un título, pero no es fácil llegar.

– Y además es un derbi.

– Eso le da incluso algo más añadido al partido. Recuerdo que como entrenador les ganamos en Liga en Anoeta y luego perdimos en el viejo San Mamés.

– Donde hay que dejarlo todo es en el campo...

– Sin duda. Para algunos jugadores puede que sea la última oportunidad que tienen de hacerlo.

– ¿Hasta sacar el machete, como le cantaban en Riazor?

– En una final, si hay que sacar el machete, se saca. Es el día, no puedes guardarte nada. Tienes que acabar con la lengua fuera.

– ¿Qué jugadores le gustan?

– Oyarzabal, Isak y Le Normand.

– ¿Un pronóstico?

– Me gustaría que ganara 2-1.

– ¿Le han llamado de Andoain?

– Sí, somos muchos Lasartes en Gipuzkoa y también Arrospides. Es una pena que no puedan ir a la final a Sevilla.