Remiro, de un error grave a un señor partido
El navarro pasó de regalar el 1-0 en el Camp Nou a mantener con vida a la Real en el Bernabéu con siete paradas de muchísimo mérito
Si hay alguien que tenía un doble examen complicadísimo en menos de una semana ese era Álex Remiro. El miércoles tenía prueba de ... matemáticas. Integrales y derivadas. En el Camp Nou tuvo que detener a Dembélé, Lewandowski, Pedri y compañía. Este domingo, en cambio, el examen era de química. La tabla periódica y fórmulas interminables. El Santiago Bernabéu y con Rodrygo, Vinicius y Benzema como motos. No sabría decir cuál de los dos ejercicios era más complicado de superar.
En el Camp Nou su nota fue de suspenso. El Barcelona no tuvo tantas ocasiones durante los noventa minutos y Remiro apenas tuvo que intervenir. Pero cuando sí debió hacerlo, la raíz cuadrada se le atragantó. Dembélé fusiló al de Cascante y el Barça encontró el 1-0 después de que Remiro no pusiera fuerte su brazo izquierdo. Anoche, en cambio, alcanzó la matrícula de honor. El portero fue el mejor del partido para saborear un puntazo visto el carro de bajas con el que arribó la Real Sociedad a Chamartín.
Remiro supo desde bien pronto que el examen era de aúpa. Vinicius tiró un caño maravilloso a Zubeldia y disparó con el interior con la buena suerte de que no encontró portería. El navarro resoplaba sabiendo la que le venía encima. La estadística de paradas se detuvo al final en siete, si bien tuvo un tramo en el que achicar agua fue su única misión. El éxito defensivo de Imanol reside en que el equipo apenas concede, pero este domingo fue imposible. Por la Castellana pasó un vendaval aunque Remiro consiguió capear el temporal. De un grave error a un señor partido.
El habitual pase a la red del cirujano Kroos se convirtió en un buen despeje de Remiro, que alcanzó el punto álgido al final de la primera parte. Vinicius lo volvió a intentar con parada a dos tiempos del meta, que vio cómo el chut de Ceballos pasó muy cerca de la portería justo después. El cortocircuito de Brais se trasladó del Camp Nou al Bernabéu y regaló un gol cantado al Madrid. Benzema condujo y dejó solo a Vinicius, que se hizo pequeño ante un tiarrón de 191 centímetros. Remiro volvió a negar el gol y esbozó una de sus carismáticas sonrisas. Tiene buenas condiciones, pero de clase va sobrado.
La picada de Vinicius
El guion no cambió y Remiro también se tuvo que ganar el sueldo en la segunda mitad. Ceballos volvió a probar desde lejos mientras que el portero trasladó su grandísimo juego de pies a parar con la pierna izquierda como si fuese el mismísimo Gonzalo Pérez de Vargas. En esa portería en la que Casillas obró tantos milagros Remiro hizo el suyo propio. Una maravillosa maniobra de Benzema y mejor control de Vinicius dejó al brasileño delante del héroe realista, que aguantó de pie para palmear con su mano izquierda la vaselina que ya cantaba el Bernabéu. Los últimos veinte minutos no sufrió, y encima estuvo inteligente para perder tiempo y ver la amarilla. Un 10.
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