Un punto para salvar el golaveraje

Después de una primera parte igualada con una oportunidad para cada equipo, el conjunto neerlandés tuvo el partido en el cuarto de hora de la reanudación, cuando Karlsson, De Wit en un córner y Koopmeiners, con un pelotazo a la madera desde fuera del área, rondaron el gol. Imanol movió pieza, dio entrada a Roberto López, Willian José, Barrenetxea y Merquelanz y, salvo una acción final de Boadu, la Real controló los últimos minutos y vio más de cerca a Bizot, aunque le faltó llegar con peligro más allá del balón parado con Roberto López, un artista en esta suerte que dio mucho al equipo.

Januzaj por Silva y ya está. El técnico jugó al despiste la víspera al asegurar que el belga le gustó mucho en banda en Cádiz y dar a entender que podía seguir ahí. Anoche hizo lo más lógico, sustituirle a Silva con él y no tocar el resto del equipo, dejando a Oyarzabal en la banda izquierda. De esa manera mantuvo el once tipo que ha venido jugando en este arranque de temporada. Con Remiro bajo los palos, en defensa tampoco hizo más retoques que el del regreso de Le Normand tras cumplir sanción en la Liga en el lugar de Zubeldia, con Zaldua y Monreal en los laterales. En el centro del campo Zubimendi ocupó la plaza de Guevara para acompañar a Merino, con Januzaj de enganche. Adelante formó el tridente que había jugado en los tres anteriores partidos de Europa League, el compuesto por Portu, Isak y Oyarzabal.

El AZ aprende la lección. Imanol sabía que el partido no se iba a parecer al de Anoeta y acertó. El técnico local, Arne Slot, tomó buena nota y realizó varios retoques tácticos que mejoraron a los suyos. Para empezar, cambió el sistema, pasando del 1-4-3-3 al 1-4-4-2, con dos delanteros como Gudmundsson y De Wit, éste centrocampista adelantado, que poseen un buen juego de cabeza y a los que el meta Bizot buscó en largo. Se acabó eso de iniciar el juego desde atrás para fomentar la presión alta txuri-urdin. Después colocó a Koopmeiners en el centro de campo, una vez recuperado Martins Indi atrás, y el joven internacional tulipán tuvo las dos mejores oportunidades de la noche. La tercera novedad fue que metió en ataque por dentro a los laterales, Svensson y Wijndal, lo que generó despiste en los realistas, así como la ubicación a pierna cambiada de Stengs, que con su querencia a moverse hacia adentro también creó peligro. Como un remate que buscó el palo largo en el 34.

No obstante, la mejor oportunidad holandesa del primer acto ocurrió en el minuto 29, un dos contra uno de Karlsson y Wijndal contra Aritz rematado por el mencionado Koopmeiners y que obligó a Remiro a realizar un paradón, porque encima el balón había tocado en Oyarzabal desviando la trayectoria del disparo.

La Real acusaba la ausencia de Silva, un experto en el manejo de las zonas interiores, y sin filtrar la pelota por dentro no generaba llegadas. En la que lo consiguió, con una conducción alta de Le Normand para habilitar a Oyarzabal por dentro y prolongar a Isak, el pase de éste lo echó fuera con todo a favor Januzaj.

Minutos de sufrimiento. El peor momento vino en el arranque de la segunda parte, donde el AZ Alkmaar logró desequilibrar el juego con la incorporación de Koopmeiners por el pasillo interior y la proyección de los laterales. La Real, mal en la presión, no sabía por dónde detener la hemorragia. Karlsson, tras un disparo desviado por Zaldua que se fue junto al palo, estuvo a punto de marcar. En el córner posterior De Wit remató solo en el segundo poste y Remiro sacó el balón de forma providencial. Y para rematar los tres minutos de desconcierto Koopmeiners la rompió al larguero tras un despeje sin mucha fe que quedó muerto en la frontal del área. Si la Real había librado esa fase de desconexión se podía entender que saldría viva de la quema, porque después tendría su momento.

El cuadro blanquiazul tenía problemas para atacar zonas interiores en juego combinativo y por fuera tampoco llegaba con Zaldua y Monreal. Sin Silva, Portu era una isla desasistido en tierra de nadie. Así que lo único que quedaba era explotar el talento individual con jugadas que metieran el miedo en el cuerpo a los holandeses. Después de una de Januzaj por la derecha, Oyarzabal se echó el equipo a la espalda con dos jugadas que dieron aire. Una que acabó en posible penalti no pitado y otra que provocó una falta al borde del área con la que Roberto López obligó a estirarse a Bizot.

Merino también lo intentaría con otra penetración hasta la cocina que le sacó Midtsjo. Con esos ataques verticales el AZ se replegó lo suficiente para que la Real se sacudiera el dominio y terminase jugando más cerca del área rival. Eso le permitió respirar y no acabar sufriendo.

Cuando no puedes ganar bien está no perder.

Después de una primera parte igualada con una oportunidad para cada equipo, el conjunto neerlandés tuvo el partido en el cuarto de hora de la reanudación, cuando Karlsson, De Wit en un córner y Koopmeiners, con un pelotazo a la madera desde fuera del área, rondaron el gol. Imanol movió pieza, dio entrada a Roberto López, Willian José, Barrenetxea y Merquelanz y, salvo una acción final de Boadu, la Real controló los últimos minutos y vio más de cerca a Bizot, aunque le faltó llegar con peligro más allá del balón parado con Roberto López, un artista en esta suerte que dio mucho al equipo.

No obstante, la mejor oportunidad holandesa del primer acto ocurrió en el minuto 29, un dos contra uno de Karlsson y Wijndal contra Aritz rematado por el mencionado Koopmeiners y que obligó a Remiro a realizar un paradón, porque encima el balón había tocado en Oyarzabal desviando la trayectoria del disparo.

La Real acusaba la ausencia de Silva, un experto en el manejo de las zonas interiores, y sin filtrar la pelota por dentro no generaba llegadas. En la que lo consiguió, con una conducción alta de Le Normand para habilitar a Oyarzabal por dentro y prolongar a Isak, el pase de éste lo echó fuera con todo a favor Januzaj.

El cuadro blanquiazul tenía problemas para atacar zonas interiores en juego combinativo y por fuera tampoco llegaba con Zaldua y Monreal. Sin Silva, Portu era una isla desasistido en tierra de nadie. Así que lo único que quedaba era explotar el talento individual con jugadas que metieran el miedo en el cuerpo a los holandeses. Después de una de Januzaj por la derecha, Oyarzabal se echó el equipo a la espalda con dos jugadas que dieron aire. Una que acabó en posible penalti no pitado y otra que provocó una falta al borde del área con la que Roberto López obligó a estirarse a Bizot.

Merino también lo intentaría con otra penetración hasta la cocina que le sacó Midtsjo. Con esos ataques verticales el AZ se replegó lo suficiente para que la Real se sacudiera el dominio y terminase jugando más cerca del área rival. Eso le permitió respirar y no acabar sufriendo.