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Aguerd, Barrenetxea y Jon Martín, contrariados a la finalización del derbi el domingo en el Reale Arena. LOBO ALTUNA
El derbi, como reflejo de la temporada

Real Sociedad - Athletic de Bilbao | Análisis

El derbi, como reflejo de la temporada

El juego de la Real Sociedad volvió a ser insuficiente. Se marchó sin marcar, pero tampoco sin generar lo necesario como para estar cerca de la victoria

Imanol Troyano

San Sebastián

Martes, 6 de mayo 2025, 06:53

Los derbis entre Real Sociedad y Athletic son partidos diferentes a los que se disputan el resto de la temporada. Tienen ese componente emotivo en el marco de una gran rivalidad que los hace especiales y por eso se suele coincidir en destacar que no ofrecen de manera recurrente espectaculares demostraciones de juego sobre el campo. Son partidos que se caracterizan por su atasco y pelea, más que por su virtuosismo en torno al balón.

El del domingo en el Reale Arena no salió de ese guion. Partido cerrado, escasas ocasiones en ambas porterías y empate a cero. Además, cabía esperar este resultado habida cuenta de la trayectoria de la Real en la presente campaña y la atención del Athletic en las semifinales de la Europa League, pese a que Valverde alineó un once muy reconocible con Simón, Vivian, Paredes, Galarreta, Iñaki Williams o Berenguer.

La actuación de la Real en el derbi fue el fiel reflejo de su temporada. Se repitieron algunos de los patrones que le han llevado a ocupar en estos momentos la undécima posición en la clasificación a cuatro jornadas para concluir la Liga. No solo se marchó sin marcar, tampoco generó lo suficiente como para merecer batir la puerta de Unai Simón. Asimismo, se vio en dificultades a la hora de construir su juego y varios de sus pilares sobre el verde –Zubimendi y Oyarzabal– no pudieron rendir al nivel esperado, porque el colectivo tampoco acompañó.

La Real no es precisamente un equipo al que le sostengan sus individualidades. En esta etapa con Imanol en el banquillo se ha distinguido por una brillante conjunción de actores que ha dado sentido a un estilo determinado de jugar al fútbol. Los éxitos han venido precedidos por el trabajo de muchos y, por tanto, las horas bajas que atraviesa el equipo ahora también encuentran más de un responsable.

Problemas en salida. A la Real le costó mucho iniciar su juego con balón ante el Athletic. Valverde supo contrarrestar el fútbol de los locales desde su mismo origen, sin necesidad de ejercer una presión asfixiante desde el primer pase de Remiro a sus centrales. De hecho, permitió llevar el balón a Jon Martín o Aguerd, y se centró en cortar la conexión con Zubimendi, el hombre que da sentido a la circulación blanquiazul.

No es ni mucho menos la primera vez este curso que el rival consigue desconectar al donostiarra y este tiene que retroceder e incrustarse entre centrales para entrar en contacto con la pelota. Ya ocurría también la pasada temporada, pero entonces la Real contaba con Merino en la plantilla que permitía al equipo tener una referencia alejada con la que enlazar en largo y empezar a jugar a la vez que avanzaba metros. El equipo ya no dispone de esa baza y ante presiones altas se muestra mucho más vulnerable para sacar a relucir su juego. Por momentos, Traoré intentó ganar altura y situarse como pivote para ayudar en esa tarea, tampoco era la primera vez que lo hacía en la presente campaña, pero esta alternativa no ha cuajado lo suficiente.

Nadie pone de cara a. La Real de Imanol se ha caracterizado por imponerse a su adversario a partir de su centro del campo. Tanto en el sistema 1-4-3-3 como en el 1-4-4-2 en rombo los centrocampistas siempre han gozado de mucha responsabilidad para hacer carburar al equipo. La Real ha perdido facultades en este apartado y el domingo también evidenció sus complicaciones para crear asociaciones entre sus hombres de dentro. Ante el Athletic se echó en falta la figura del tercer hombre en la medular para poner de cara a Zubimendi. Ni Pablo Marín ni Brais Méndez lo consiguieron, en parte también por la gran labor defensiva que realizaron Galarreta y Prados.

Sucic tampoco cambió demasiado la cara al equipo en esta parcela del campo cuando entró en el lugar del gallego. Imanol no agotó los cinco cambios, realizó cuatro, al entender que ni Turrientes, ni Olasagasti ni Mariezkurrena hubieran mejorado la medular.

Carencia del último pase. Hubo pocas ocasiones falladas que lamentar en el derbi, porque la producción ofensiva no fue ni mucho menos abundante. El propio Imanol reconoció que los suyos carecieron de la capacidad de generar ese último pase en zona de tres cuartos que hubiera brindado la oportunidad de tiro.

Nadie ha podido hacer olvidar a David Silva en este aspecto del juego. El canario era un superdotado para encontrar los espacios por donde filtrar pases imposibles a los de arriba. Sin él, sin Brais Méndez al cien por cien, sin Zakharyan, con un Sucic que ha tenido que hacerse al estilo de juego del equipo y un Pablo Marín que no se caracteriza por ser un centrocampista posicional, la Real ha orientado sus ataques a los costados. Sobre todo a los unos contra uno con Kubo, que se han convertido en un dos o tres contra uno frente al japonés. La Real se ha vuelto demasiado dependiente del nipón y los rivales tienen bien aprendida la lección.

Mejor robando alto. Otra de las señas de identidad de la Real de Imanol, quizás uno de los legados más importantes que vaya a dejar a su marcha, es el denodado trabajo sin balón que ha mostrado su equipo en los últimos años. El salto competitivo experimentado ha venido avalado por su trabajo defensivo, que se ha traducido en una baja cifra de goles encajados por temporada. Precisamente ese apartado le mantiene aún con aspiraciones europeas. La Real se ha acostumbrado a defender alto, a presionar arriba y por momentos al hombre. Ante el Athletic las mejores ocasiones llegaron tras recuperaciones cerca del área contraria. La Real llegó con peligro a la portería de Simón cuando robó alto. Lo mismo ocurrió la jornada anterior ante el Alavés, la semana previa frente al Villarreal...

Ganadores en los duelos aéreos. Es evidente que con las salidas en verano de Merino y Le Normand la Real perdió talento a la hora de afrontar los duelos, pero el domingo, ante un rival de marcado carácter físico y con buenos números en las disputas, salió victoriosa. Principalmente en la categoría de duelos aéreos, donde resultó victorioso en el 66% de las acciones con el balón en el aire. Ahí volvió a emerger la figura de Jon Martín, el futbolista que ganó las ocho disputas aéreas que protagonizó durante los noventa minutos. Nadie mejoró sus registros y eso que también estaban sobre el verde Vivian y Paredes. También hubo brotes verdes.

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