Años de vino y rosas
La Real debe rearmarse en verano para continuar siendo competitiva, algo que llevó casi a la excelencia Imanol
Han pasado un mes y once días desde que la Real estuvo a un paso de alcanzar la final de Copa en el Santiago Bernabéu ... y es casi imposible digerir todo lo que ha sucedido desde entonces. Ese 1-3 de Oyarzabal hizo soñar a la parroquia txuri-urdin, pero el fútbol son detalles y dos malas acciones defensivas cambiaron por completo la temporada.
Once días después, ante el Mallorca en Anoeta, si el capitán hubiese estado unos centímetros más atrás en ese gol anulado la inercia probablemente hubiese llevado a ganar un choque que terminó como terminó en otro partido muy malo a nivel de juego. A saber qué hubiese sucedido en Gasteiz porque los puntos ante Villarreal y Athletic, viendo que van como un tiro en liga, son más que buenos.
Pero no, la moneda no cayó cara en ninguna de las situaciones y comenzó el principio del fin de una etapa maravillosa, años de vino y rosas, prácticamente inigualable en el futuro más cercano por la competitividad de la que se había adueñado el equipo de Imanol. La Real podía jugar como los ángeles, cuajar un encuentro decente, otro regular o, como todos los equipos del mundo, tener actuaciones muy malas a nivel de juego. Pero ese grupo siempre competía por el carácter que le había imprimido su entrenador.
Los fichajes que se hagan deben rendir desde ya, para arriesgar con jóvenes siempre estará Zubieta
Por eso duele ver un esperpento como el del Metropolitano en el que ningún jugador estuvo a la altura, pero tampoco el entrenador está acertando con los planes de partido ni con la dirección de campo durante las últimas semanas. Que este ciclo maravilloso esté terminando así, lleno de tristeza y de penas que cantaría Los Secretos, es durísimo para cualquier realzale. Si solo ganas en la segunda vuelta a Espanyol, Las Palmas, Leganés y Valladolid, los tres equipos que apuntan a descender, no mereces ir a Europa. Pero esto seguirá el año que viene y no hay más remedio que rearmarse, analizar bien todo lo sucedido y comenzar a tomar decisiones.
La Real seguirá teniendo un bloque liderado por los Remiro, Zubeldia, Traoré, Brais, Kubo, Oyarzabal y compañía, pesos pesados que deben ser acompañados con futbolistas que rindan ya y no en «dos o tres años». El futuro es ahora. Para eso ya se realizaron inversiones durante los últimos años que tendrán que aportar, de una vez por todas, a partir de la próxima temporada. Las apuestas por los Javi López, Sergio, Zakharyan, Sucic u Óskarsson ya se han realizado. De momento todos salen a deber. Pero este verano, para fallar, ya está el talento de Zubieta. Si hay que arriesgar con jóvenes, que sean con los de casa. Así sucedió siempre en la Real.
Dinero hay en caja y si se acierta en los fichajes, que los habrá, Sergio Francisco tendrá una plantilla más que competitiva. El Villarreal no ha jugado esta temporada en Europa y ahora vuela. Pero para ello sí dio en el clavo en sus incorporaciones. El Olabe que se va, reconocido por sí mismo, nunca fue un fichador, algo en lo que sí que destaca Bretos.
Sin embargo, no es lo mismo ser responsable de la unidad de reclutamiento que dirigir todos los estamentos deportivos de Zubieta. Talento tiene de sobra, pero deberá hilar muy fino. Este grupo y sus responsables se han ganado a pulso que se confíe en ellos, pero recuerden, la élite es una señora que te pega con el bate y no perdona.
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