Anoeta es una montaña rusa
Tres puntos más en un partido loco, mal gestionado, pero que deja a la Real en octava posición en la clasificación liguera
La noria lleva instalada en Alderdi Eder casi dos meses. Lo que no sabíamos es que en Anoeta han colocado una montaña rusa futbolística. ... Empieza el partido y gol. La gente se viene arriba. Minuto 6, y segundo gol. La euforia invade las gradas. La gente y el equipo se vienen arriba y parece que el tercero va a llegar en cualquier momento. Qué va. Para cuando te das cuenta ya estás abajo. El Espanyol marca el primero y a partir de ahí las sensaciones son fatales. El empate se ve llegar como se ve la caída libre cuando estás en lo más alto de la montaña rusa. No hay salida. Y claro, llega el empate y te das cuenta de que la Real ha tirado a la basura dos goles de ventaja. Empieza la segunda parte y esto ya no es lo que era. Ni subidas ni bajadas. Calma en nuestro vagón. Y cuando más igualado está todo, va Willian y marca un golazo. Otra vez todos arriba. ¿Será peor la caída?, nos preguntamos. Y cuando Merino se va a la caseta -era evidente que la Real no terminaba con once- nos tememos lo peor. Pero no. Los de Imanol sufren lo indecible pero amarran los puntos. Seis de seis. ¿Crisis? ¿Qué crisis? Si somos octavos...
Dicen que bien está lo que bien acaba, pero creo que la Real sigue teniendo muchos problemas. Ayer, ni entrenador ni jugadores supieron gestionar bien un partido que tenían en la mano en el minuto 6. A partir del 2-1 el Espanyol fue dueño y señor de Anoeta. El 2-2 al descanso no era injusto y todos lo veíamos venir. Hasta Imanol se subió a la montaña rusa y decidió meter en el campo a Roberto López, creo que de forma demasiado precipitada, porque el partido no estaba para eso. Pero da igual. Lo importante es que la montaña rusa se paró cuando la Real ganaba 3-2, es decir, sumaba tres puntos más y se iba hasta la octava posición. ¿La noria? Me río yo de la noria. Las emociones están en Anoeta. El jueves, más.
Y ahora, la Copa
El mes de enero se puede convertir en una tortura o en una marcha triunfal. Seguir en la Copa significa jugar un partido cada tres días. Hasta el momento Imanol ha dosificado las fuerzas de sus jugadores, aunque seguramente no tanto como le hubiera gustado, por culpa de las lesiones. Está metida la Real en una de las semanas más duras de la temporada. Pocas veces los blanquiazules se van a ver obligados a jugar tres partidos en seis días, los que van desde ayer por la noche hasta el domingo por la tarde. Por si fuera poco, el Betis llegará el jueves con un día más de descanso. Imanol, por ello, está obligado a rotar a sus hombres. Ejemplos de lo que sucede en caso contrario tenemos muchos y el último muy reciente.
Hace un año Eusebio optó por no hacer cambios en diciembre y perdió los tres partidos que la Real jugó en una semana, (At. Madrid en el Wanda y Zenit y Málaga -colista- en Anoeta), para caer luego en los cuatro partidos de enero (Leganés, Barcelona, Celta y Villarreal). Hacer rotaciones es obligado y eso nunca significa que se tire la Copa. De momento, los octavos están bien encaminados, pero no será fácil doblegar a un Betis que juega siempre con los mismos.
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