«Desde que salió el sorteo era el viaje que más apetecía»

Este lunes al mediodía, a poco más de 24 horas del partido, decenas de aficionados se dejaban ver por las calles de la ciudad mientras hacían turismo. En el barrio de la Alfama, el más visitado y cuna del fado, sorprendemos a Imanol, Iñigo y Ainhoa mientras disfrutan de las vistas que se contemplan desde el mirador de Santa Lucía, con el Tajo a sus pies. «Desde que salió el sorteo era el viaje que más nos apetecía porque no conocíamos Lisboa y podíamos venir los tres en coche, lo que supone un importante ahorro respecto al avión. Lo que hemos visto hasta ahora ha confirmado nuestras expectativas».

Más arriba, visitando el Castillo de San Jorge, por donde cuenta la tradición que pasaron fenicios, griegos, cartaginenses y musulmanes, hallamos a Pedro Arizcuren de Donostia con su cuñado Iván Ares e Ismael Redín, que viven en Urnieta y Lasarte-Oria. Las camisetas blanquiazules les delatan. En su caso han venido en avión desde Bilbao, «aunque haciendo escala en Barcelona porque salía más barato. 170 euros nos han costado todos los vuelos».

Tienen el apartamento en el Parque Eduardo VII, en el centro de la ciudad, y son de los afortunados a los que les sonrió la suerte con las entradas. «Nos la jugamos porque cogimos todo el viaje antes de saber si nos tocarían o no. Desde ayer nos hemos encontrado con gente que ha venido sin entrada y que está quedando en algún bar para ver el partido juntos y tener algo de ambiente». Por la tarde volvemos a verles en la Plaza del Comercio.

En la dedicada al Marqués de Pombal, artífice de la reconstrucción de la ciudad después del gran terremoto que la asoló en 1755, se toman un descanso los hermanos Óscar e Iván, de Donostia, junto a Raúl Villarreal, entrenador del Euskalduna juvenil que ha dejado el equipo en manos de su ayudante para viajar a Lisboa. Indagando en su viaje, lo más sorprendente es que se han alojado en un velero atracado en el puerto de Belem, allí desde donde salían los marinos portugueses a la conquista del Atlántico en el siglo XVI. «Miramos en Booking alojamiento para tres y fue lo más barato que encontramos. Tres noches por 230 euros los tres. Tenemos un camarote con habitaciones individuales y luego un baño con ducha. No necesitamos más. Para venir a La Baixa cogemos el tranvía 15 y llegamos enseguida».

El bacalao a bras es uno de los platos más típicos de Portugal, pero encontramos a un grupo de realzales haciendo cola en la marisquería UMA, una pequeña tasquita situada en la Rua dos Sapateiros. Se trata del zumaiarra José Luis Álvaro, el pasaitarra Pedro Larrocea y el matrimonio formado por Jon Kortajarena e Ixiar Canellada. Los cuatro degustaron un excepcional arroz con bogavante muy ajustado de precio. «Llevamos aquí dos días y la ciudad es genial. Viajar con la Real es la excusa perfecta para hacer turismo porque te permite visitar sitios nuevos». En el caso de Jon e Ixiar el viaje se prolongarán algo más en el tiempo ya que tiene previsto ir a Oporto después del partido. «Vamos en tren a pasar el miércoles y el jueves. Nos han dicho que está muy bien y nos apetecía aprovechar el viaje para visitarla». En la misma fila también estaban Iñigo Sola, primo de realista cedido en el Alavés, Álex Sola, Iñigo Iriondo y Gabriel Olano, los tres de Donostia.

En el Elevador de Santa Justa, un ascensor de 45 metros inspirado en la Torre Eiffel que fue construido en 1902 y conecta La Baixa con el barrio del Chiado, pasean los oiartzuarras Eva y Maite Getaria, Mari Carmen Etxeberria y Markel Albisu. Los cuatro vestidos de txuri-urdin y radiando optimismo. «Venimos a ganar y a dejar a siete puntos al Benfica». Lo mismo opinaban en la Plaza de Pedro IV los componentes de Martu Taldea Unai, Lulu, Txelo, Beñat, Jose y Txori, también con la ilusión por bandera.