Si además es un equipo fiable...
Una Real superior y con muchos argumentos da un salto más hacia arriba con un triunfo claro
Un día, John Toshack sorprendió a todos en una rueda de prensa. El galés, después de que le remontaran a su equipo un 0-2, ... dijo muy serio que «el resultado más peligroso en el descanso es ir ganando 2-0, sobre todo fuera de casa». Y se explicó. «Los jugadores llegan al vestuario felices y piensan que ya han ganado el partido. Y no es así». Ayer me acordé de esa frase de Toshack, porque tras una primera parte sobresaliente, la Real no salió al campo igual, empezó a perder el balón, a tomar malas decisiones y el rival, que estaba más que tocado, se vino arriba. Y menos mal que llegó el gol de Isak, un golazo, porque el partido estaba ya con el 1-2 cuesta arriba, todo lo contrario que antes del descanso.
Pero vayamos por partes. Muy buena puesta en escena del equipo de Imanol. Con personalidad. Con ambición. Desde el primer minuto. Fuertes, con la portería contraria en la cabeza. Sin prisa. Dominantes y con una actitud excepcional de todos. Tanto, que seguramente el partido debió estar resuelto antes del descanso con un tercer gol. Una defensa, incluido el portero, segura; un centro del campo con enorme calidad técnica y táctica y una delantera contundente. La Real lo bordó durante 45 minutos hasta borrar a su rival con un Oyarzabal magistral, un Portu que, también parafraseando a Toshack, entraba en la defensa local como un cuchillo en la mantequilla, con Merino insuperable, Odegaard tomando siempre bien todas las decisiones, y un Willian que confirmó que, pese a las críticas, no se le ha olvidado marcar. Ni mucho menos.
El partido, al descanso, estaba donde quería la Real, con 0-2, pitos de los aficionados a su equipo y un Espanyol que parecía entregado. Pero esto último lo puedo pensar yo o cualquier aficionado, pero no los realistas que están en el campo. Con todo, por lo que se vio, parece que ellos también lo pensaron. Y no. Aquí hay que seguir hasta el final. El Espanyol dio un paso hacia adelante, los de Imanol hacia atrás, empezaron las malas decisiones y en unos minutos estábamos 1-2 y con el agua al cuello. Llorente por dos veces, Zubeldia, Merino, Oyarzabal... optaron por conducciones completamente innecesarias por el centro, que acabaron en peligro en la portería de Moyá o en gol, aunque el que marcó el equipo de casa fue una desgracia.
Granero debió ver tres amarillas, por fingir penalti y por falta a Zaldua. Nadie protestó
EL DATO
Tras el descanso, errores de bulto con absurdas conducciones por el centro. Malas decisiones.
LO PEOR
La Real salió decidida a buscar la victoria, sin miramientos y con personalidad. Y lo logró.
LO MEJOR
Calero falló, pero no regaló el gol a un gran Isak que se fabricó él solo el tanto. Golazo.
LA CLAVE DEL PARTIDO
El susto, menos mal, no duró mucho, por el gran acierto de Isak tras un balón regalado -que no el gol- de Calero. El 1-3 del sueco fue la puntilla y luego hasta pudieron llegar más goles de un equipo superior que dio otro salto hacia adelante y que aumenta la ilusión de sus aficionados. Y de sus jugadores. Pero ojo. Hoy, después de sumar diez de quince puntos con cuatro partidos fuera, desde la parte más alta de la tabla, una cosa hay que dejar clara: humildad, trabajo, intensidad y actitud. Solo así el gran talento de esta plantilla saldrá, como ayer, a relucir. Y los puntos irán cayendo. Porque si Imanol consigue que esta Real sea fiable... ojo con la Real Sociedad.
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