Urkullu destierra el 'oasis vasco' tras el 'caso De Miguel' y asume que «ningún país está libre de corrupción»
La oposición acorrala al lehendakari tras la sentencia del 'caso De Miguel' por «proteger» a los condenados y no tener una actitud «proactiva» contra conductas ilegales
XABIER GARMENDIA
Viernes, 3 de febrero 2023, 11:37
Cuando el pasado 10 de enero el Tribunal Supremo ratificó penas de hasta 12 años de cárcel para cinco exdirigentes del PNV en el conocido como 'caso De Miguel' ... , la oposición tuvo que ingeniárselas para salir a la palestra sin la potente plataforma que concede la tribuna del Parlamento vasco, cerrado hasta febrero. Así que este viernes, en el primer pleno de control al Gobierno del año, los grupos esperaban con el cuchillo entre los dientes a un Iñigo Urkullu que, durante media hora, ha tenido que defenderse de quienes le acusaban de «amparar a los corruptos» y hasta de convertir su partido en «una sociedad limitada».
La sentencia firme del mayor escándalo de corrupción en Euskadi ha copado hasta tres de las cinco preguntas a las que el lehendakari se enfrentaba en la habitual sesión quincenal en la Cámara autonómica. De una u otra manera, EH Bildu, PP+Cs y Vox le interpelaban por su respuesta ante conductas ilegales como las probadas en el 'caso De Miguel', pero también frente a otras que, aun pudiendo ser legales, son éticamente cuestionables. Y todos esos grupos coinciden en que el mandatario nacionalista no es «proactivo» en la lucha contra esas actitudes o incluso «protege» a quienes las cometen.
En sus sucesivas respuestas, Urkullu ha defendido una y otra vez que desde el estallido del escándalo en 2010 ha actuado con «contundencia y sin paños calientes»; primero, como presidente del EBB del PNV; y después, como lehendakari. Ha recordado que se apartó a los implicados de sus puestos, que se colaboró con la Justicia, que se han acatado sus resoluciones y que, además, tanto él mismo como su sucesor en Sabin Etxea, Andoni Ortuzar, han pedido perdón a la sociedad vasca por que «las personas condenadas hubieran pertenecido a nuestra familia política».
Ante la denuncia de falta de control por parte de la oposición, el lehendakari ha subrayado que desde 2013 existe un Código Ético que los representantes del Gobierno vasco deben firmar y que también hay una Comisión que vela por su cumplimiento. Sin embargo, también ha asumido que «ninguna organización puede garantizar que no ocurran prácticas ilegales en su interior y decir lo contrario es el primer paso para que el día menos pensado se dé un caso de corrupción». Es ahí donde Urkullu ha desterrado aquella idea del 'oasis vasco' al asumir que «ningún país está libre de corrupción».
«¿Algo que denunciar?»
El jefe del Ejecutivo autonómico se ha mostrado molesto en varias ocasiones con los representantes de la oposición que le interpelaban. Primero con Carlos Iturgaiz (PP+Cs), que le tachaba de «incoherente». «Ustedes son capaces de derribar un Gobierno en nombre de la lucha contra la corrupción -en alusión a la moción de censura a Rajoy-, pero ponen mucho menos interés cuando un corrupto milita bajo sus siglas», planteaba el presidente de los populares vascos. Urkullu le ha acusado de vertir «infundios» y ha confesado estar tentado de plantear «comparaciones que pudieran ponerle en un compromiso» por casos de corrupción que afectan a la formación conservadora.
Después el enfado ha sido con la parlamentaria de Vox, Amaia Martínez, quien dibujaba una Euskadi clientelar en la que «hay que pasar por caja» para lograr contratos públicos. «Quien sabe si en un futuro Francis Ford Coppola escoge el País Vasco para grabar la cuarta entrega de 'El Padrino'», ha ironizado antes de recordar una lista de casos de corrupción que afectan al PNV. Esas sombras han sido las que han soliviantado al lehendakari, que al inicio de su respuesta ha interpelado directamente a la representante de la extrema derecha: «¿Tiene algún caso concreto que denunciar?».
Esa misma pregunta también se la ha lanzado pocos minutos después a Josu Estarrona. El parlamentario de EH Bildu no hacía referencia explícita a casos de corrupción como la trama encabezada por Alfredo de Miguel, sino a «redes clientelares, amiguismo y puertas giratorias» que, según ha lamentado, no cuentan con una instancia oficial a la que acudir para denunciarlas y tampoco hay «voluntad» en el Gobierno vasco para hacer que existan. «¿Algo concreto que denunciar?», ha insistido el mandatario nacionalista, que le ha emplazado a acudir a instancias judiciales y a respetar sus procedimientos.
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