Urkullu se aparta de cualquier plan que le proponga como recambio de Ortuzar

Urkullu ha cortado de raíz cualquier rumor o especulación que le ubique en la trastienda de la discusión interna jeltzale. Su posición como exlehendakari, según apuntan en su entorno, le obliga a ser muy prudente y a tomar distancia de las cuitas internas del partido. Su empeño es que su posición no se interprete como un desmarque hacia el lehendakari Imanol Pradales y hacia su estrategia de gobierno. Además, siempre ha tenido un exquisito cuidado en que su figura no sea empleada en el pulso interno. En el PNV aún escuece la división interna que se registró en 2004 en el proceso de elección del nuevo presidente del PNV en sustitución de Xabier Arzalluz. Aquel debate, que dividió profundamente al cuerpo social del PNV, enfrentó a Josu Jon Imaz y a Joseba Egibar. El primero ganó por un estrechísimo margen. Las heridas que dejó esta inédita pugna interna, y la traumática referencia de la escisión en los años 80, han sido variables que reducen de forma considerablemente las expectativas del debate.

En este sentido, se encuadra la carta enviada por Urkullu a la comisión de garantías del partido en Bizkaia en la que aclara que no ha tomado partido por ninguna candidatura en el proceso de debate territorial interno y menos aún en 'listas cerradas' para las ejecutivas territoriales. En un procedimiento que no es nada frecuente en el seno del PNV, Urkullu pone en valor su 'neutralidad' y censura la 'utilización' que se ha hecho de su nombre por parte de determinados dirigentes del partido. «Conocedor de la utilización de mi nombre, como así es público, por parte de personas implicadas en los procesos electorales internos a la Presidencia y a los Consejos Territoriales de EAJ-PNV, y habiendo planteado, tan solo en el caso de Bizkaia, que pudieran pasar a segunda vuelta nombres para proceder una propuesta incluyente, viendo como justo antes del inicio de la primera vuelta, se estaba y está procediendo, dejo constancia de que ni participo ni tomo partido en candidatura alguna». Este es el mensaje que el propio Urkullu ha querido lanzar al cuerpo social jeltzale.

La misiva del exlehendakari intenta poner orden en un ambiente bastante enrarecido, sobre todo en el territorio de Bizkaia, donde se ha detectado con mayor nitidez un movimiento de respuesta al aparato oficial. De hecho, la propia línea mayoritaria avala la presentación como relevo de Itxaso Atutxa a Iñigo Ansola, exdirector del Ente Vasco de la Energía.

David Salinas-Armendariz, que disputará a Ansola la presidencia del Bizkai Buru Batzar en la segunda vuelta del proceso interno del PNV, defiende en su programa electoral la recuperación de los valores tradicionales jeltzales, la profundización en la «democracia interna» y el «rearme ideológico» de la sigla para defender ante la sociedad un proyecto «coherente» que no dependa de «coyunturas» concretas.

En el documento interno titulado 'Betiko alderdia aurrera begira' ('El partido de siempre mirando hacia delante'), se recoge un reproche directo a la estrategia del EBB. El aspirante, letrado del Gobierno Vasco, lamenta la «renuncia» de la cúpula jeltzale a defender una «ideología propia» en lugar de hacer «seguidismo» de terceros, en una alusión implícita a los proyectos de Podemos y Sumar. También propone el derecho a decidir «como derecho de autodeterminación» y que vertebre el nuevo estatus. En lo relativo al modelo de país, apuesta para que «se deje de hablar» de «Euskadi y Navarra», un «desprecio» al término Euzkadi legado por Sabino Arana.

En Álava, la mayor incógnita es conocer si el exalcalde de Vitoria, Gorka Urtaran, logra superar en segunda vuelta a la aspirante oficial, Josune Berriozabal. En Gipuzkoa, la decisión de Eneko Goia e Imanol Lasa de no competir en la segunda ronda ha allanado el camino para la futura elección de María Eugenia Arrizabalaga como sucesora de Joseba Egibar al frente de la ejecutiva guipuzcoana del GBB.