El sector de Ortuzar busca un pacto para el EBB con Esteban para que no vaya a la segunda vuelta

La situación ha llegado a un punto inédito en el partido que tiene desconcertada a la militancia. No ha sido un paseo triunfal para Ortuzar, que había vendido la 'renovación' para los demás, pero que se ha visto atrapado por esa tela de araña en la medida en que es una excepción que ha argumentado en base a una serie de razonamientos políticos. Entre otros, la precariedad de la política española y la necesidad de contar con una fuerte interlocución jeltzale. El futuro de la portavocía en Madrid, por ejemplo, empieza a ser apuntado como un factor que podría condicionar a Esteban, aun cuando otros sectores afirman que es una etapa ya amortizada en el Congreso y que él mismo ya ha lanzado avisos de su deseo de relevo.

En cambio, a Ortuzar se le ha torcido el manejo de la gestión de los tiempos, y han aflorado desencuentros personales con Esteban larvados en los últimos meses que no se conocen al detalle, lo que da pie a la rumorología sobre supuestas deslealtades y traiciones que parecen haber dañado una histórica relación de confianza personal.

En Gipuzkoa, el aspirante más votado entre las asambleas locales en la primera vuelta ha sido el parlamentario vasco y exdiputado general del territorio, Markel Olano, seguido por Aitor Esteban y, a una considerable distancia y en tercer lugar, el propio Ortuzar. Olano quiere negociar al alza su posición bisagra, que puede decantar la balanza.

La pelota se encuentra sobre todo en el tejado de Esteban en la carrera interna ya que puede permitir, o no, que la mayoría de Ortuzar tenga el camino expedito. No va a ser en absoluto un camino de rosas. La Comisión de Garantías y Control debe examinar los resultados de la primera vuelta. Los datos son elocuentes. La batalla más cruenta la protagonizan ambos en Bizkaia, a pesar de que entre los dos no existen diferencias estratégicas, políticas, ni generacionales. El aparato histórico de Bizkaia se ha roto tras la sustitución de Itxaso Atutxa y ese es el detonante de esta convulsión. La Comisión de Garantías y Control, que se reunió ayer con la presidencia por Amaia Atutxa, hermana de la expresidenta del Bizkai, tiene una semana de plazo para comunicarse con los candidatos y preguntarles si quieren concurrir o no.

El PNV se acerca a un pulso frontal, lo que supone un considerable vértigo interno. Ortuzar y Esteban son curtidos y veteranos jeltzales y querrán modular sus registros para empatizar con una militancia que quiere debate y renovación. Y desea alejarse de cualquier imagen de división en una coyuntura en la que el PNV siente que EH Bildu le plantea una batalla en toda regla por la futura hegemonía electoral.

A su vez, el aspirante del sector alternativo, el concejal de Etxebarri Eneko Lekue, no ha logrado su objetivo de pasar el corte al ser apoyado tan solo por dos batzokis para presidir el futuro EBB. La mayor parte de este voto crítico de descontento interno con Ortuzar se ha ido con Esteban y augura una segunda vuelta de voltaje desconocido e imprevisible.