Primer aviso serio
El Gobierno de Sánchez encajó ayer las primeras críticas de entidad en esta crisis sanitaria después de haber aprobado el fin de semana el decreto -¿ ... no lo tenía previsto antes?- que deja en hibernación la producción industrial 'no esencial' para buscar ese ansiado pico descendente. Sin embargo, la decisión anunciada este sábado, primero ante los medios y al día siguiente a los presidentes autonómicos, molestó visiblemente al lehendakari Urkullu, quien no ocultó su enfado público al propio Sánchez por el procedimiento unilateral y tan atropellado con el que Moncloa aprobó este asunto tan sensible. El Estado de las Autonomías hay que llevarlo a la práctica, y más en estos momentos tan críticos, y en este caso el presidente tuvo un lamentable olvido. En Sabin Etxea están dolidos y con la confianza resentida. Ha sido la segunda gran decisión de Sánchez -antes fue la del estado de alarma- que el Gobierno ha materializado sin haber siquiera sondeado al PNV, socio preferente del actual Gobierno de coalición, ni con el lehendakari, que venía telegrafiando desde hace días su temor por que un endurecimiento de las medidas dejase en coma la actividad industrial en Euskadi. Sánchez se ha equivocado en ignorar las diversas especificidades que las comunidades tienen sobre lo que consideran una actividad económica como 'esencial'. Hay diferencias. Y en esto han coincidido presidentes como Urkullu, Feijóo y hasta la mismísima Chivite, que, no hay que olvidarlo, militan en diferentes partidos.
Y mientras, el Gobierno se afana en buscar soluciones a los problemas y esquiva como puede los reproches, aunque escueza el caso de los test rápidos para detectar el Covid-19, después de una rocambolesca compra frustrada en el mercado chino y sin que nadie haya asumido por ahotra las responsabilidades de semejante desaguisado.
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