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Pedro Sánchez preside el Consejo de Ministros este miércoles con el cuadro de Menchu Gal en la sala. EFE y Reina Sofía

Menchu Gal no abandona el Consejo de Ministros

El cuadro 'Paisaje de Arrayoz' de la pintora irundarra sigue colgado en la sala en la que se ha reunido el recién estrenado Gobierno de Pedro Sánchez

Iraitz Vázquez

San Sebastián

Miércoles, 22 de noviembre 2023, 18:29

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Menchu Gal (Irun, 7 de enero de 1919-San Sebastián, 12 de marzo de 2008) no ha abandonado el Consejo de Ministros. La pintura irundarra seguirá 'vigilando' las decisiones que tome el recién estrenado Gobierno de Pedro Sánchez. Y es que el cuadro 'Paisaje de Arrayoz' de la artista guipuzcoana sigue colgado en la pared de la sala donde el Ejecutivo de coalición debatirá durante esta legislatura.

Será la segunda legislatura en la que 'Paisaje de Arrayoz' presida la sala del Consejo de Ministros. Cuando Pedro Sánchez aterrizó por primera vez en la Moncloa advirtió que todos los cuadros que adornaban la sala estaban firmados por hombres. Así, pidió al Museo Reina Sofía, que se encarga de facilitar las obras de arte a la Moncloa, pinturas realizadas por mujeres. Entre todas las obras de arte que le ofrecieron, el presidente del Gobierno se decantó por el cuadro de Menchu Gal. De esta manera, la pintora irundarra se convirtió en la primera mujer en colgar una obra de arte en las paredes de la Moncloa.

En enero de 2020, cuando se estrenó el anterior Gobierno de coalición, el cuadro de Menchu Gal ya colgaba de la pared. Desde entonces además de Pedro Sánchez solo sobreviven en el Gobierno Nadia Calviño, Teresa Ribera, Margarita Robles, María Jesús Montero, Fernando Grande-Marlaska, Yolanda Díaz y José Luis Escrivá.

'Paisaje de Arrayoz' le sirvió a Menchu Gal para ser galardonada con el Primer Premio Nacional de Pintura en 1959. Fue la primera mujer en conseguirlo, un reconocimiento que sirvió como un antes y un después en la trayectoria artística de la irundarra.

Estas obras cedidas por el Reina Sofía a la Moncloa suelen donarse en calidad de depósito por un periodo de cinco años prorrogable. La obra de la pintora guipuzcoana comparte espacio desde el año pasado con las de autores como Tapies, Barceló o Miró. Además, también se pueden ver lienzos de Teresa Lanceta, Juana Francés y Soledad Sevilla.

Paisajes de Menchu Gal

La obra de Menchu Gal ha estado centrada sobre todo en los paisajes de la comarca del Bidasoa, así como por los de La Mancha. Además, otra de sus señas de identidad han sido los retratos y bodegones. Siempre estuvo muy ligada a su tierra, a pesar de que con el estallido de la Guerra Civil tuvo que refugiarse en Francia aunque antes había viajado a París para ampliar sus estudios.

Los comienzos artísticos de Menchu Gal se llevaron a cabo en Irun (donde cuenta con una sala de exposiciones con su nombre) y fue discípula de Montes Iturrioz. Tras la Guerra Civil, Menchu Gal comenzó a moverse en círculos artísticos en los que compartía espacios con artistas como Eduardo Chillida o Jorge Oteiza.

La artista irundarra consiguió que su obra fuera expuesta a lo largo y ancho del planeta. Así, logró que sus trabajos se pudieran ver en la Fundación Gulbenkian, Lisboa, (1971), Centro Cultural Conde Duque (1990) y Centro Cultural Villa de Madrid, así como en la Bienal de Venecia, donde participó en tres ocasiones. En la actualidad, su trabajo se puede ver entre otros museos en el Bellas Artes de Bilbao o en el Reina Sofía.

Gipuzkoa en un lugar de honor

Además, varios paisajes de Gipuzkoa han sido protagonistas esta semana en el juramento que llevaron a cabo los ministros el lunes en el Palacio de la Zarzuela. Como si de un 'photocall' se tratase, la bahía de La Concha y la de Pasaia presidieron el acto. Fue gracias a dos lienzos propiedad de Patrimonio Nacional y que representan San Sebastián y Pasaia en el siglo XVIII.

Unas obras cuyo autor es el pintor barroco Luis Paret, de la misma época que Goya, y que en aquella época pertenecía a la corte real. Estos dos cuadros corresponden a una serie formada por cuatro lienzos sobre la costa guipuzcoana que dicho artista pintó por encargo del rey Carlos III. Una costumbre habitual de la época para tener de este modo documentada la actividad económica, las costumbres y los paisajes del país.

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