Madrid y Vitoria avanzan en el traspaso de Cercanías aunque siguen sin cerrar un acuerdo
El Gobierno Vasco ve «insuficiente» la valoración económica del traspaso, pero admite que la propuesta remitida ayer se acerca al método del cálculo del Concierto
El Ministerio de Política Territorial envió este lunes una última propuesta para el traspaso de Cercanías que el Gobierno Vasco considera aún «insuficiente», aunque reconoce ... algunos avances respecto a la anterior oferta. «La propuesta está siendo objeto de análisis por parte del Departamento y como primera aproximación cabe señalar que si bien se acerca a la fórmula de metodología del cálculo conforme al régimen de Concierto Económico y Cupo, la valoración económica del coste total a nivel estatal sigue siendo insuficiente», indicó el Departamento de Autogobierno tras recibir la propuesta.
En una nota difundida a media tarde, la Consejería que dirige Olatz Garamendi admitió, además, que «siguen sin resolverse cuestiones que se refieren a los servicios e infraestructuras ferroviarias» y afirmó que «seguirá negociando ambas cuestiones».
La falta de acuerdo definitivo se produce después de un tiempo de intercambio de documentos de trabajo. El último encuentro entre responsables técnicos y políticos de ambos gobiernos se llevó a cabo en noviembre y fue telemático. Pero el resultado fue un sonoro fracaso. Sobresalieron en aquel encuentro dos escollos fundamentales: el encaje de las líneas que en algunos tramos se salen del País Vasco y cómo se descuenta del Cupo esa competencia. Esto último fue, de hecho, el obstáculo que dinamitó la reunión.
Acercar posiciones en relación al método del Concierto implica un cambio negociador que puede aproximar el pacto
Tras aquel contacto fallido, el Ejecutivo vasco consideró «decepcionante» la propuesta del Ministerio de Política Territorial, si bien el Ejecutivo central reprochó el «maximalismo» de la Consejería vasca. La negociación seguía a través se sus canales habituales.
El movimiento intermedio de este lunes implica un cambio en la dinámica negociadora aunque sigue sin alcanzarse un acuerdo sobre el traspaso, pero se vislumbra una aproximación sobre el 'método' que es relevante para que la negociación de la transferencia tenga en cuenta el cálculo del Concierto y no se plantee en el modelo del régimen común autonómico. En todo caso, las espadas siguen en alto y se encuadra en un contexto en el que el Gobierno Vasco se plantea apurar la presión al Gobierno de Pedro Sánchez antes de fin de año.
La presión del PNV
El PNV, a su vez, quiere también exprimir la legislatura para arrancar nuevos acuerdos que visibilicen la relación que hizo posible en enero de 2020 el apoyo jeltzale al candidato de la coalición PSOE-Unidas Podemos a la Presidencia del Gobierno sobre una premisa: visualizar que es el socio preferente para el Ejecutivo de izquierdas.
El PNV quiere huir de un balance simplista que ponga el foco en la botella medio vacía o medio llena de su relación con Sánchez. Hoy no hay, desde luego, motivos para la euforia, pero tampoco para alentar el discurso de la frustración. El retrato es «agridulce».
El incumplimiento del cronograma de traspasos del Estatuto de Gernika es un primer factor de desgaste. De ahí la reclamación constante al presidente Sánchez a que cumpla con la palabra dada. Pero los jeltzales creen que tampoco hay motivos para airear un imaginario de excesiva insatisfacción, sobre todo cuando sostienen que su interlocución ha sido valiosa en Madrid en materias sensibles con la llegada del Tren de Alta Velocidad al País Vasco, y el soterramiento de las tres estaciones en las capitales, el traspaso del Ingreso Mínimo Vital o el pacto sobre las selecciones deportivas vascas.
Los jeltzales recuerdan que sigue pendiente del pacto de investidura de Sánchez el debate sobre el modelo de Estado
Lo que quiere el PNV desde luego es salirse de una vez de 'la espiral de los gestos' en relación con el desbloqueo del Estatuto. «No estamos en esa fase para nada», subrayan medios jeltzales, que buscan compromisos reales, no solo declarativos, por ejemplo, sobre el pacto de legislatura que el PNV cerró para apoyar la investidura de Sánchez en relación con la búsqueda de consensos para la incorporación al ordenamiento vigente de acuerdos para acoplar «diferentes sentimientos de identidad nacional».
El PNV no renuncia a abrir este sensible melón sobre el debate del modelo territorial autonómico pero es consciente de que el decorado electoral dificulta la posibilidad de trenzar consensos en los que le gustaría que estuvieran PP y PSOE.
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