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«La viuda y los hijos del policía armada Manuel Orcera de la Cruz ha caminado este sábado por primera vez por el lugar donde, ... hace 47 años, ETA acabó con su vida, disparándole a bocajarro, mientras prestaba servicio en la estación de tren de Amara, en la plaza Easo de San Sebastián. Su hijo, también Manuel, al que nunca conoció porque la pareja ni siquiera sabía que ella, Clara Campos, estaba embarazada, ha relatado cómo fueron los duros momentos que siguieron al atentado ocurrido el 18 de mayo de 1977. «Mi madre salió del funeral en el Buen Pastor entre insultos, abucheos y tuvo que dejar San Sebastián deprisa y corriendo», ha rememorado el hijo menor del policía armada, natural de Úbeda, en Jaén, tras la colocación de una placa en su memoria en el lugar del atentado, en un acto presidido por el alcalde de Donostia, Eneko Goia.
El regidor donostiarra ha acompañado a dieciséis familiares de Orcera llegados desde Jaén y encabezados por su viuda y sus hijos, Catalina y Manuel, junto al hermano del asesinado, nietos y sobrinos. «La familia no ha querido faltar a la cita porque creíamos que había que estar presente en este acto», ha asegurado el hijo de la víctima.
Manuel Orcera de la Cruz tenía 24 años, estaba casado con Clara Campos, de 19, cuando dos terroristas llegaron hasta la estación de Amara en un coche robado. Uno de ellos se bajó del automóvil y disparó a Manuel. Una de las balas le alcanzó directamente el corazón. Fue trasladado hasta la Residencia Nuestra Señora de Aránzazu, pero no pudieron hacer nada por salvarle la vida. El compañero con el que patrullaba no sufrió ningún daño ya que en aquel instante se encontraba en otro andén.
«Es muy difícil vivir algo así», ha compartido Manuel Orcera, mientras recordaba que cuando ocurrió el atentado sus padres tenían ya a su hermana, «una niña de año y medio y mi madre estaba embarazada de mí, aunque aún no lo sabía. Soy hijo póstumo al asesinato». Orcera ha rememorado los años más oscuros del terrorismo, en los que cada día que había una noticia de un atentado «mi familia y yo revivíamos todo aquel dolor por la pérdida de un padre y sentíamos además lo que esas familias podían estar sintiendo en esos momentos».
Manuel Orcera, en la actualidad edil del PP en Úbeda, ha ejercido de portavoz familiar y mostrado su agradecimiento por el homenaje tributado en San Sebastián. «Evidentemente, no te devuelve al familiar, ni mucho menos, pero reconforta que se acuerden de ti y que Manuel Orcera de la Cruz forme parte también de la ciudad, aunque sea por una placa», ha apuntado el hijo del policía armada asesinado.
El hijo del asesinado también ha consideró «fundamental» inculcar a los jóvenes «lo que sucedió en la historia reciente», ya que muchos de ellos no lo conocen. «Nuestros familiares lo han vivido y lo saben, pero a cualquier niño de cualquier ciudad se le puede preguntar por víctimas de mayor repercusión como Miguel Ángel Blanco o Gregorio Ordóñez y no saben quiénes son ni qué es ETA«, ha citado.
Eneko Goia ha expresado que cada placa –con la inaugurada ayer son 27– que San Sebastián ha colocado en memoria de las víctimas de la violencia «tiene su significado, su historia, y esta tiene una muy dura». «Es una historia durísima como tantas otras y creo que este tipo de iniciativas lo que buscan es reparar en la medida de lo posible lo vivido y hacerlo también como ciudad», ha manifestado. El alcalde ha transmitido a la familia de Manuel Orcera de la Cruz que le gustaría que «este momento pueda ayudarles a tener un mejor recuerdo de la ciudad que no les trató nada bien cuando sufrieron lo que sufrieron». Al acto han asistido representantes de todos los grupos municipales, salvo EH Bildu, por expreso deseo de la familia, el subdelegado del Gobierno en Gipuzkoa, Guillermo Echenique, así como víctimas del terrorismo como la viuda de Gregorio Ordóñez, Ana Iríbar. En la recepción previa en el Ayuntamiento, el alcalde ha hecho entrega a la familia de una réplica de la placa.
De esta manera, el Ayuntamiento continúa desarrollando esta iniciativa para recuperar la memoria y visibilización en el espacio público de aquellas víctimas del terrorismo y de la violencia de motivación política que fueron asesinadas en la ciudad. Hasta el momento, se han colocado placas en los lugares en los que fueron asesinados Juan Maria Araluce, José María Elícegui Díez, Antonio Palomo Pérez, Luis Francisco Sánz Flores, Alfredo García González, Gregorio Ordóñez Fenollar, Francisco Martín González, Fernando Múgica Herzog, Rafael Garrido Gil, Daniela Velasco Domínguez de Vidaurreta, Daniel Garrido Velasco, Miguel Paredes y Elena Moreno, Eugenio Olaciregui Borda, Francisco Javier Gómez Elosegi, José Ángel Santos, Josu Leonet, Juan de Dios Doval Mateos, Miguel Ángel Iñigo Blanco, Juan Antonio Marcos González, asesinados todos ellos por ETA.
También se han inaugurado a lo largo de los últimos años placas en recuerdo de Enrique Cuesta, Antonio Gómez y Juan Manuel García Cordero, asesinados por Comandos Autónomos Anticapitalistas, Begoña Urroz Ibarrola, asesinada por el DRIL, Mari Jose Bravo del Valle, asesinada por el Batallón Vasco Español, y Joseba Baradiaran Urkola, víctima por acción policial.
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