José Luis Arrúe: «La clave para reflotar el PP de Gipuzkoa es trabajar y estar muy unidos»

-Desde que Borja Sémper dijo adiós a la política han pasado tres semanas con muchas tiranteces entre Génova y el aparato del PP en Gipuzkoa. ¿Cómo ha sobrellevado todo este tiempo?

-Lo he vivido con absoluta tranquilidad y convencido de que las cosas iban a terminar bien.

-¿Cuándo empieza a ser consciente de que la opción de Borja Corominas iba a caer en vía muerta y que Génova le estaba mirando a usted para asumir este papel?

-Yo sabía que la última palabra dependía totalmente de Madrid. Y Madrid tiene sus ritmos, así que se ha tomado sus tiempos.

-¿Y cómo afronta el encargo cuando la mayoría del núcleo duro del partido apostaba por Corominas?

-No me gusta el término de 'núcleo duro'. Yo creo que Borja Sémper pensaba, y no le falta razón, que Corominas podía ser un buen presidente. Pero ante su opinión parece que hay otras que no lo veían así. Yo estoy conforme en cualquier escenario. Si me hubiera tocado colaborar con Corominas, lo habría hecho encantado. Quiero contar con todo el mundo.

-¿Cree que encarna ese perfil de consenso que exigía tanto el sector crítico con Sémper como la dirección nacional del PP?

-Yo creo que sí. Igual Madrid lo que quería era un hombre tranquilo, y yo no voy a dar sobresaltos.

-¿Está el partido dividido en dos?

-Yo no lo siento así.

-¿Pero es consciente de que hay sensibilidades internas dispares?

-Más que sensibilidades, puede haber, y hay, gente que tiene aspiraciones lógicas.

-¿O sea que se trata más de una lucha de poder? ¿De aspiraciones de escalar internamente?

-Aspiraciones de cargo, aspiraciones de poder liderar el partido, o si no es el partido algún área del partido... Eso es legítimo. La gente es ambiciosa.

-¿Cuándo se prevé la celebración del Congreso provincial?

-No tengo ni idea. Pero viendo un poco la tranquilidad con que se toman las cosas en Madrid, cuando toque, tocará. El congreso, en todo caso, tiene que celebrarse en menos de un año según los estatutos.

-El sector discrepante con Sémper está dispuesto a dar la batalla y presentará a su candidato. ¿Cómo lo ve?

-Pues que lo haya. No tiene por qué haber ningún problema.

-¿Dará usted el paso?

-Honestamente, yo en este momento no me estoy planteando ese escenario. Ahora, si por lo que fuera el partido considera que yo en ese nuevo mandato pudiera desempeñar algún papel, yo obedecería al partido.

-Coge las riendas del partido en sus horas más bajas, con solo cinco cargos públicos en el territorio. ¿Cuáles son las claves para tratar de reflotar al partido?

-Las claves para mí son dos: trabajar y que estemos muy unidos. Porque si trabajamos, pero trabajamos cada uno por su lado y cada uno con su criterio, no conseguiremos nada. Tiene que ser una trainera que vaya con un patrón y que vayamos remando todos a una.

-¿Eso es un aviso a navegantes?

-No. Es simplemente una realidad. Si cada uno da la palada en el momento que quiere, otro deja de remar, uno va a la izquierda y otro a la derecha, no vamos a ningún sitio.

-Asume el cargo con las autonómicas a la vuelta de la esquina...

-Y no será fácil... Pero cuento con la ayuda de todo el mundo.

-¿Se ve con fuerzas entonces para afrontar este reto?

-Sí. Totalmente.

-De cara a las elecciones, ¿apuesta por una coalición con Ciudadanos?

-Personalmente, sí. Soy de los que en su momento celebró enérgicamente el nacimiento de Navarra Suma. Creo que en el País Vasco sería un acierto.

-¿Cómo afronta esta nueva etapa?

-La afronto con mucha ilusión y con mucha modestia. Yo diría que soy una persona leal al partido y trabajador. Y eso es lo que a mí más me gusta. Me gusta sumar, porque para restar me quedo en casa.

-¿Y qué es lo que puede aportar?

-Yo quiero que salgamos a la provincia. No quiero estar aquí sentado debajo de este neón a ver qué se me ocurre hoy. Tenemos que salir a estar con nuestra gente.