Poner los pies en el suelo
La institucionalización de EH Bildu le obliga también a afrontar con más altura de miras determinados proyectos
Zutunik es uno de los nuevos lemas que aparece en los logos de EH Bildu y que dio nombre a una de las ponencias de ... su reciente congreso. Significa, como 'zutik', 'de pie', aunque es una forma en euskera más cultivada, que se utiliza, además, en los juramentos de los lehendakaris ante el Árbol de Gernika. Casualidad o no, el empleo del vocablo 'zutunik' en lugar de 'zutik', más habitual históricamente en la izquierda abertzale, es una perfecta metáfora del viaje hacia la institucionalización emprendido por EH Bildu. Un giro que ha puesto en guardia al PNV, sobre todo en Gipuzkoa, pese a que lo desdeñe acusándoles de «copiarles».
El territorio guipuzcoano volverá a ser punta de lanza de esta lucha por la hegemonía vasca, con las forales en el horizonte una vez superada la ciaboga del ecuador de legislatura. Cuando hace un año, en las autonómicas vascas, EH Bildu rozó el sorpasso, dio por bueno el resultado pese a no poder gobernar. Se había clavado, confesaban sus referentes en privado, el piolet en el campo base para asaltar en la siguiente cita la cima del poder en Euskadi.
Y en ello anda EH Bildu, que ha normalizado su interlocución con todos los sectores sociales, incluidas las patronales y las empresas, presenta proyectos socioeconómicos alternativos en Euskadi todas las semanas y se ha convertido en Madrid en un socio fiable de Pedro Sánchez. Hasta ELA les sitúa ahora en el bando de los que merecen ser criticados.
En la propia EH Bildu están convencidos de que gobernarán la Diputación de Gipuzkoa dentro de dos años, aunque volverán a tener el reto de buscar aliados, salvo la improbable hipótesis de la mayoría absoluta. Aquí, la falta de condena de ETA sigue lastrando la posible entente con el PSE. Pero más allá de eso, EH Bildu debe coger determinados toros por los cuernos, como el de los parques eólicos, en el que no parecen tener muy claro el rumbo. O el del TAV, un proyecto estratégico que no se puede despachar con el mantra del 'tren social' que nadie sabe lo que es. Lo mismo ocurre con lo de la 'Policía del pueblo', cuando el debate de la seguridad exige mayor altura de miras. Por no hablar de polémicas estériles como vincular con el «franquismo» al Sagrado Corazón de Donostia. El ejemplo del fallido 'puerta a puerta' de los residuos sigue en el recuerdo.
Gobernar exigiría a EH Bildu poner los pies en el suelo, sobre todo ahora que, como ocurre con las protestas laborales en Errenteria, parece acabarse esa especie de bula por la que en sus ayuntamientos nunca había conflictos.
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