Los leones del coliseo
Pedro Sánchez regresa hoy al Congreso, convertido para él en un coliseo en el que los leones de fuera están en los escaños con las ... garras afiladas. Le toca rendir cuentas tras cuatro semanas de convulsión por el caso Cerdán-Ábalos-Koldo. El presidente no se encontrará hoy con el público a favor, como en el comité federal del sábado, en el que solo el incombustible García Page osó rebatirle, algo que los socialistas deberían aceptar con más deportividad. Sánchez logró convencer a los suyos, aunque no se sacara de la chistera ningún conejo. Pero hoy será diferente.
El peligro no serán PP o Vox, que llevan bajando el pulgar contra Sánchez desde el minuto cero de la legislatura. El reto del presidente es convencer a sus socios de que seguir la legislatura merece la pena. Y para ello, sería necesario que realizara por fin un discurso convincente que le permita recobrar la confianza de sus socios, en un momento en el que Feijóo ha activado el modo precampaña. El mecanismo más claro para testar el grado de apoyo sería activar el artículo 112 de la Constitución y someterse a una moción de confianza, en la creencia, arriesgada visto lo visto, de que Podemos no se atreverá a situarse en el bando del 'no' junto a PP y Vox. Sánchez no puede limitarse a ganar tiempo porque eso no equivale ya a recuperar el crédito perdido.
También debe reaccionar para frenar en lo posible la segura caída en votos por esta crisis, ahora que Feijóo ha rescatado la conquista del centro político. Una misión del PP, la de abrazar la moderación, que se antoja complicada sin aplicar un cordón sanitario a la extrema derecha y el autoritarismo. El último ejemplo de esto ha sido la propuesta 'trumpista' de Vox de defender la deportación de ocho millones de inmigrantes irregulares, muchos de los cuales son necesarios hoy en día para cubrir los puestos de trabajo que no queremos desempeñar los autóctonos.
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