El sorpresivo relevo en la Alcaldía donostiarra de Eneko Goia por Jon Insausti, una decisión inédita y arriesgada por parte del PNV de Gipuzkoa, ha ... generado una abrupta sacudida en el tablero político vasco que está viviendo en los últimos días un no menos inusual cruce de acusaciones entre jeltzales y socialistas, socios en el Gobierno Vasco, en las diputaciones vascas y en los ayuntamientos de los principales municipios vascos. PNVy PSE dan estabilidad a sus gobiernos desde hace años en una entente que en los últimos días está exhibiendo unos desfogues verbales más propios de un escenario preelectoral que de un momento, como el actual, lejano en teoría con las urnas. Curioso. Sin embargo, las sensibilidades están a flor de piel entre los dos partidos que comparten tareas de gobierno. Ambas formaciones tienen una dirección bicéfala, con Esteban como nuevo jefe de filas de los jeltzales desde hace medio año, y Andueza, que busca que su formación no se desgaste ni pierda su pulso en la gestión de las instituciones. Ambos están condenados a entenderse si quieren salvaguardar la estabilidad institucional, aunque bien es cierto que resulta significativo que el PNV haya trenzado un acuerdo parlamentario con EH Bildu sobre el euskera, cuando jeltzales y socialistas deberían armonizar un pacto para evitar que numerosas ofertas públicas de empleo que se convocan en sus instituciones puedan ser tumbadas judicialmente en el futuro. Un asunto tan sensible como el euskera debería tener un consenso lo más amplio posible de los partidos que gobiernan y no solo de los nacionalistas. También resulta sorprendente que el posible traspaso del puerto de Pasaia –con la consabida pérdida de su 'interés general'– se impulse desde el Gobierno Vasco con la desaprobación de los socialistas guipuzcoanos. Las diferencias afloran y esto huele a elecciones, ¿pero cuándo? Todo un enigma.
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