«Iturgaiz ha sido un político de primer nivel, pero ya es el pasado»
Portavoz del PP en las Juntas Generales ·
«Estamos demasiado centrados en mirar atrás y en ser una opción antitodo, y eso no es lo que quiere un votante de centroderecha»Juan Carlos Cano es juntero desde 1999. En su larga trayectoria, la mayor parte bajo la amenaza de ETA, ha vivido los mejores y los ... peores momentos del PP guipuzcoano. Ahora tocan bastos y es el único representante del PP en la Cámara territorial. Próximo a la jubilación, no repetirá como candidato. Quizá este cercano retiro le permite ser cristalino en sus opiniones. De ahí que no dude en reclamar un nuevo liderazgo en el PP vasco que propicie un proyecto foralista no dependiente de Génova. Esta entrevista cierra el ciclo de las realizadas con los portavoces en las Juntas Generales.
–El próximo año se convocarán las elecciones. ¿Corre peligro el PP de quedarse sin representación en las Juntas Generales?
–Sí. Desde 2001 estamos en decadencia. Tenemos una dificultad extrema en empatizar con los guipuzcoanos porque se nos percibe como una delegación de Génova. Los guipuzcoanos de centroderecha apuestan por un producto propio. Sin embargo, cuando hicimos una autocrítica y propusimos un proyecto de liberalismo foral, se decapitó a Alfonso Alonso y a Borja Sémper.
–¿Toca entonces renovar el PP vasco?
–Por supuesto que sí. Debemos lanzar un proyecto autónomo que atienda a las necesidades de los vascos. Es un reto difícil, pero inexcusable para la supervivencia del centroderecha español en Euskadi.
–¿El presidente del PP vasco, Carlos Iturgaiz, sería el líder adecuado para este giro?
–El partido necesita pensar en el futuro. Ahora estamos demasiado centrados en el pasado y en ser una opción antinacionalista y antitodo. Eso no es lo que quiere un votante de centroderecha. Primero hay que buscar el proyecto y luego a las personas que se sientan capaces de liderarlo y no al revés.
–¿Iturgaiz es el pasado?
–Sí, es el pasado.
–Me sorprende su claridad.
–No le cuestiono. Iturgaiz ha sido un político de primer nivel cuando el objetivo era luchar por la libertad. Nadie en este mundo vale para todo y ahora lo importante es definir un proyecto que empatice con los vascos y que sea autónomo respecto a Génova. Hemos sufrido un desgaste electoral brutal. En Gipuzkoa llegamos a sacar 82.000 votos en las autonómicas de 2001 y ahora estamos en 14.000.
–¿Existe en el PP vasco una correlación de fuerzas que permita elegir un nuevo presidente y alguien dispuesto a dar el paso?
–Sí, en Álava hay quien puede dar el paso. Pero lo importante es el proyecto Feijóo, es decir, si el PP nacional apuesta por la gestión de la diferencia o si mantiene el discurso de Génova. Se trata de que nos den o de que consigamos una mayor autonomía. Confío en que Feijóo nos la dé, porque viene de gobernar una comunidad autónoma en la que el PP fagocitó al nacionalismo moderado.
–¿La clave radica en recuperar votantes que se han ido al PNV?
–Entre el 30 y el 35% de los votos del PNV en Gipuzkoa han sido antes del PP. El centroderecha vasco ha tenido que elegir entre la opción identitaria del PNV y la del PP sucursalista de Génova. Y ha optado por la identitaria, abandonando otras cuestiones, como la generación de riqueza, con el resultado de que el peso del País Vasco respecto del resto de España y de Europa cada vez es menor.
–¿El pulso entre el PNV y EH Bildu puede dejar al resto de los partidos como comparsas?
–Sí, porque ese fracaso nacionalista todavía no es clamoroso, algo que sí sucederá a medio o largo plazo. Entonces será la oportunidad para una fuerza foralista que priorice la creación de riqueza.
–Cuando habla de foralismo suena a añejo, a siglo XIX...
–Lo sé, pero para mí es importante la territorialidad, la prioridad de los proyectos y especialmente una forma de relación en la que el diputado general represente a Gipuzkoa con liderazgo en todas las instituciones. Un ejemplo de este foralismo fue el que aplicó Ramón Rabanera al frente de la Diputación de Álava.
–¿No teme que el voto de enfado se vaya a Vox?
–No, porque no hablo de un escenario español. En estos momentos el PP y Vox en Gipuzkoa se están repartiendo la miseria electoral.
–Por eso mismo, a poco más que se lleve Vox, el PP desaparece...
–Un voto del PP que se haya trasladado al PNV no va a ir a Vox. Yo planteo que vuelvan a un PP emocional y racional.
–No les ayuda el pulso que mantuvieron Casado y Ayuso...
–No, y la corrupción menos.
«Corremos el peligro de desaparecer de las Juntas, porque se nos percibe como una sucursal de Génova»
–¿Con Feijóo la situación se reconducirá?
–Feijóo representa un proyecto adulto, experto y de éxito. Además, con capacidad para gestionar equipos, como se ha visto en la Xunta, donde no han surgido problemas de este tipo.
–¿Cómo definiría la gestión del Gobierno foral PNV-PSE?
–Con claroscuros. En el lado positivo coloco al Departamento de Política Social que ha sabido enfrentarse a la pandemia con autocrítica. Por contra, la soberbia en grado sumo del Departamento de Carreteras, que se ha reafirmado en el error de los peajes.
–¿Cómo ve al PSE en el bipartito foral?
–Navegando a la vera del PNV. Supongo que intentará pescar en las aguas de Podemos.
–¿Cómo son sus relaciones con EH Bildu?
–Si me parece que desde el punto de vista de la gestión presentan algo apoyable, lo hago sin ningún problema. Ahora bien, el abismo que nos separa es tan enorme que nuestros apoyos son anecdóticos.
–¿Le preocupan los rebrotes de violencia y los 'ongi etorri'?
–Sí, como que se mezcle a los presos con la Korrika. Se va a asociar el euskera con la radicalidad y eso es nefasto.
–¿Ese mismo abismo le separa de Vox?
–Fui el primero que dijo públicamente que con Vox ni a heredar.
–¿Qué le parece entonces la postura de Feijóo que ha dejado vía libre a que Vox entre en el Gobierno de Castilla León?
–Me parece un perfecto ejemplo de hipocresía que los que nos reclaman que no pactemos con Vox son los mismos que pactan con los comunistas y con los que quieren romper España. En Castilla León se pidió al PSOE un posicionamiento que nos permitiese gobernar, pero la realidad es se negaron.
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