«La geometría variable podría sostener un futuro gobierno entre PSE y PNV sin mayoría absoluta»

–¿La vía del PSE es pasar a medio plazo por un eje de izquierdas desligándose del PNV o eso está demasiado lejos todavía?

–El futuro solo está escrito en las estrellas. Lo más probable es que el PSE tenga una amplia mayoría y pueda elegir socios de gobierno.

–¿Se inclina entonces por reeditar los acuerdos con el PNV?

–No hay que perder de vista la perspectiva, llevamos dos legislaturas de acuerdos con el PNV. El partido tiene que evaluar los resultados de esa decisión que se tomó y si otorga una valoración positiva, en coherencia se debería ir por ese camino.

–Pero tienen que dar los números para poder gobernar juntos. ¿Si necesitaran a una tercera fuerza, con quién cree que deberían entenderse?

–En la pasada legislatura tampoco daban. Nos quedamos a uno y hubo gobierno de coalición. Luego había que pactar las cosas en el Parlamento Vasco.

–¿Quién les podría dar el apoyo?

–La gestión de gobierno es muy diversa, lo que se está viendo es que en las instituciones en las que no hay mayoría, los apoyos están diversificados. Es lo que está pasando en las diputaciones de Gipuzkoa y Araba. No es nuevo.

–¿Optarían por esa geometría variable para sostener un futuro Gobierno Vasco?

–Probablemente, de hecho este Gobierno, sin tener esa necesidad de recabar apoyos, también ha realizado una geometría variable porque unas veces coincides más con unos en unas cosas y más con otros en otras.

–¿Que EH Bildu ganara las elecciones sería «un terremoto político» como dicen algunos analistas al hilo de las encuestas?

–Ya veremos. Si ganan en votos y en escaños, no sería tanto un terremoto, pero sí una novedad. Tampoco me acabo de creer tanto crecimiento de Bildu ni tanto decrecimiento del PNV. Hay que tener en cuenta que este país es singular, que en el Parlamento Vasco se eligen 25 escaños por territorio, al margen de la población.

–¿Cómo ve que el candidato del PNV «se jacte», como criticaba Andueza, de ser independentista?

–Ni bien ni mal, si él se considera así no voy a discutirlo, lo importante es que no se deje llevar mucho por esa identidad que manifiesta porque no creo que el país está para aventuras.

–¿Teme que vuelvan tiempos del derecho a decidir, soberanismo...?

–Ese riesgo siempre existe.

–¿Cómo ha sido su relación con el PNV?

–He tenido buena relación en general, siempre tienes momentos, pero no ha habido grandes tensiones. Somos partidos distintos, estamos acostumbrados a gobernar en coalición y cuando ha habido que poner las cartas encima de la mesa se han puesto. Ha habido capacidad de buscar puntos de encuentro y de salvar las situaciones de tensión cuando las ha habido. En las áreas de gestión que me han correspondido, no he tenido ningún problema para impulsar los programas que hemos considerado prioritarios.

–¿Ha sido fácil gestionar con el lehendakari Urkullu?

–Cuando he tenido que hablar con él lo he hecho directamente porque te da mayor garantía de que los temas salen adelante sin cortapisas. Teníamos un programa y Urkullu siempre ha sido un hombre facilitador de la gestión, ha sido un lehendakari que ha sabido conciliar ese gobierno de coalición que hemos tenido.