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El Gobierno francés ha suavizado el régimen penitenciario de siete presos de ETA a los que ha retirado las medidas especiales de vigilancia y control propias del estatuto DPS, equivalente al FIES en España. La medida ha sido recibida como «un primer signo concreto» por los representantes institucionales del País Vasco francés y los defensores de las reivindicaciones del colectivo de reclusos EPPK que han establecido un espacio de trabajo con el Ministerio de Justicia galo.
La flexibilización de la situación carcelaria de los siete internos ha sido anunciada este martes por la delegación que los pasados 10 de julio y 19 de octubre se reunió en París con el gabinete de la ministra de Justicia, Nicole Belloubet, en el Ejecutivo presidido por Emmanuel Macron. En ese canal de comunicación directo participan Jean-René Etchegaray, alcalde centrista de Baiona y presidente de la Mancomunidad Vasca de Iparralde; el abogado Michel Tubiana, presidente honorario de la Liga de Derechos Humanos francesa; el sindicalista agrario Mixel Berhocoirigoin, miembro del grupo Artesanos de la Paz; el diputado por Pirineos Atlánticos Vincent Bru, perteneciente al partido de la mayoría gubernamental Movimiento Demócrata (MoDem); y Anaiz Funosas, presidenta de la plataforma vascofrancesa Bake Bidea.
Entre los beneficiarios figuran Ibon Fernández Iradi ‘Susper’ y Asier Borrero Toribio ‘Arrano’, ambos condenados por tiroteos en los que resultaron heridos gendarmes. También se encuentra Jon Bienzobas Arretxe, asesino convicto del expresidente del Tribunal Constitucional Francisco Tomás y Valiente. Los otros cuatro son Itziar Plaza, Zigor Garro, el vascofrancés Didier Agerre y Jon Salaberria, que fue miembro del Parlamento Vasco y procurador en las Juntas Generales de Gipuzkoa.
Hasta ahora los siete formaban parte de la treintena de presos etarras catalogados como «detenido particularmente señalado» (DPS). Esta clasificación de alto riesgo supone un régimen de vida penitenciario restrictivo que suele implicar limitaciones horarias en el patio, recuentos nocturnos frecuentes, cacheos sistemáticos, aislamiento en condiciones especiales, censura de las comunicaciones y escoltas reforzadas en los desplazamientos al exterior.
Fernández Iradi, enfermo de esclerosis múltiple, denunció en su día «unas medidas de seguridad extremas». «Cuando te llevan a un médico del exterior, solemos ir rodeados de policías y funcionarios armados hasta los dientes y atados de pies y manos», explicó.
La liberación de los presos enfermos es otra de las reivindicaciones de la delegación interlocutora con el Gobierno francés junto al acercamiento al País Vasco y la excarcelación condicional de quienes cumplen la recta final de sus penas. De ahí que su comunicado subraye la importancia de la manifestación organizada el próximo 9 de diciembre en París «para que este primer paso sea seguido de otros».
Por otro lado, la administración penitenciaria francesa trasladó el pasado jueves al preso de ETA José Javier Oses Carrasco desde el penal de Fleury-Mérogis, situado en la periferia de París, hasta la cárcel de Mont-de-Marsan, en Las Landas. En el establecimiento landés, el más cercano al País Vasco, no había internos etarras desde las excarcelaciones por cumplimiento de sus condenas en las últimas semanas de los tres reclusos que allí se encontraban: Aratz Gómez, Arkaitz Sáez y Zuhaitz Errasti.
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