La apuesta de ELA por la vía unilateral divide al espacio soberanista
Congreso. La hoja de ruta propuesta por la dirección del sindicato nacionalista se distancia de la estrategia posibilista de PNV y EH Bildu
La apuesta del sindicato ELA por la unilateralidad para lograr una república vasca independiente agita las aguas del universo soberanista. Su reivindicación, recogida en la ... ponencia que debatirá su congreso nacional los próximos 24 y 25 de noviembre, contrasta abiertamente con la estrategia defendida por EH Bildu para avanzar hacia un estatus de soberanía desde una síntesis entre bilateralidad y unilateralidad. La hoja de ruta del sindicato mayoritario de Euskadi se distancia también del discurso de construcción nacional pactista y gradualista auspiciado por el PNV. La ponencia que ELA debatirá en su congreso es clara. «La bilateralidad» de la que habla el lehendakari Urkullu «no está, ni se espera». En su opinión, falta pulso político frente a la devaluación del autogobierno. «A menudo, la prudencia, lejos de contribuir a la extensión del imaginario vasco, lleva consigo una escandalosa pérdida de posiciones».
El desmarque en el seno del universo nacionalista se asemeja al divorcio que se libra hace meses en Cataluña entre ERC, en este momento inmersa en una dinámica más posibilista con el Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos, y Junts, partidaria de presionar al Estado mediante una dinámica de desbordamiento unilateral que reactive el procés, apagado en los últimos meses. ERC cree que primero hay que ampliar la base social independentista para, así, negociar con más fuerza con el Estado y, si naufraga el diálogo, forzar a largo plazo la implicación de la Unión Europea.
ELA tensa su discurso sobre los fondos europeos, las pensiones y la reforma laboral y critica a los «partidos del régimen»
La postura de ELA evoca esta batalla en el universo independentista catalán. El sindicato nacionalista no oculta su malestar por el giro que detecta, en su opinión, con la permanente rebaja de posiciones que, a su juicio, caracteriza a la estrategia de la izquierda abertzale que ha pasado, según sostiene, de defender la independencia a asumir el derecho de autodeterminación, a hablar de soberanía y ahora de confederación vasconavarra. ELA cree que clarificó su posición estratégica en 1997, en un acto celebrado en Gernika junto a LAB en el que el sindicalismo abertzale mayoritario daba por muerto el Estatuto de Gernika y reclamaba el derecho de autodeterminación. El PNV fue sensible a aquella reivindicación. Después se implicó en el Pacto de Lizarra-Garazi. Pero después del fracaso del plan Ibarretxe -cuyo debate no fue aceptado en el Congreso- cambió el rumbo del viento.
ELA va ahora más lejos que aquella escenografía, en la que se quedaron fuera los no nacionalistas. Exhibe sus reproches a la política de «renuncias» del lehendakari Urkullu y a la falta de avances del Gobierno de Navarra. El sindicato que dirige Mitxel Lakuntza responsabiliza al primero de 'adormecer' la conciencia nacional vasca. Su discurso pasa por reivindicar una estrategia de 'emancipación nacional y de clase' -anverso y el reverso de la misma moneda- y se aleja también de la táctica institucional de la izquierda independentista por primera vez en la ponencia que marca sus líneas de actuación.
Huelga general a debate
El discurso 'turbo' de ELA será sometido a debate y, en su caso, aprobación en el congreso en el que participarán delegados en nombre de 100.925 afiliados. Preconiza un sindicalismo de 'confrontación democrática', que quiere «condicionar al máximo» los posibles acuerdos que puedan prosperar, por ejemplo, sobre el sistema público de pensiones y la reforma laboral, en donde detecta que el margen de maniobra es cada vez estrecho por la fuerza de los poderes económicos que, a su juicio, han construido un marco mental sobre el principio de realidad. ELA se distancia de PNV y EH Bildu en la negociación de los Presupuestos Generales del Estado y de los fondos europeos. El sindicato nacionalista no descarta incluso, una vez se conozca el contenido de los planes, una huelga general a la que podría sumarse LAB. Pero espera antes que se visualice una 'provocación' previa desde el Gobierno de Madrid que justifique la convocatoria.
En la izquierda abertzale se cree que ELAya ha renunciado a la 'acumulación de fuerzas' que propició Lizarra
En privado, el PNV sostiene que la dinámica de ELA es hace tiempo una huida hacia adelante, que su único objetivo es fortalecerse como gran sindicato en la función pública vasca para afianzar su influencia como un poder fáctico. EH Bildu cuestiona también una deriva en la que el 'instrumento', el sindicato, se ha convertido en un fin en sí mismo. «Han pasado de ser artífices del autonomismo a envolverse en una retórica de radicalidad independentista como si no existieran dos cosas claras para cualquier sindicalista que sabe lo que es una negociación colectiva: las estaciones tácticas y las correlaciones de fuerzas» para hacer viable un proyecto de tipo abiertamente soberanista. La marejada es elocuente. «Con este planteamiento, ELA no asume hoy el principio de acumulación de fuerzas y no firmaría Lizarra», sostiene un veterano sindicalista de LAB que se asombra de que una central nacida en las aguas templadas de la democracia cristiana europea ahora coquetee con planes rupturistas más cercanos al anarquismo histórico.
Pero ELA insiste en denunciar la falta de nervio de los partidos y de la labor de las instituciones, que mantienen, a su juicio, un 'estatu quo' cada vez más desigual. Considera que «la asunción de valores neoliberales por parte de la socialdemocracia» ha dejado un gran espacio a «la extrema derecha» y se siente víctima de «una persecución política injustificable» y «una campaña» para «destruirles de difamación y acoso». El congreso pondrá las cartas boca arriba. Si algo dejará claro, y ellos presumen de eso, es que es el único sindicato que se financia solo con las cuotas de sus afiliados.
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