Borrar
Urgente Largas colas en la AP-8 y la GI-636 en dirección a la muga

Consúmase en frío

Análisis ·

Viernes, 21 de septiembre 2018, 06:43

Comenta

Todos los gobernantes, cuando presentan sus presupuestos, aseguran que su proyecto es positivo para generar empleo y para garantizar las políticas sociales». ¿Quién se atrevería a presentarse ante sus conciudadanos diciendo lo contrario? Lo malo es que, luego, en demasiadas ocasiones todo eso se queda en nada: no generan empleo y, aunque contentan el gasto en el corto plazo, lo ponen en peligro en el largo a base de abusar de los déficits y de incrementar la deuda.

No es el caso, Urkullu tiene una hoja de servicios bastante buena en este aspecto y nadie podrá decir que sus cuentas carecen de la ortodoxia que, Bruselas en el presente y la propia sociedad en el futuro, demandan. Hace días que el Consejero de Economía y Hacienda Pedro Azpiazu resucitaba una propuesta excelente que ha sido enterrada en casi todas las latitudes mediterráneas: la de gastar cuando la situación social lo exige y ahorrar cuando la recaudación fiscal lo permite. Eso es lo que acostumbran a hacer las economías domésticas pero es una práctica tan virtuosa como caída en desuso. Como el Gobierno central empeñado a la vez en gastarse la recaudación actual, elevar la presión fiscal y convencerle a Bruselas de que nos permita flexibilizar el déficit y emitir más deuda.

Insisto, aquí no. El aumento de la actividad y el acuerdo alcanzado sobre el Cupo (¡con Rajoy!, ¿se acuerda?) mantienen un nivel elevado de ingresos que nos permite -tras una gestión mejor que la media-, a la vez mantener la estabilidad de las cuentas públicas y sostener un sistema de bienestar que es la envidia de los vecinos al este, al sur y al oeste. Y en muchos casos, también al norte.

Por eso, me permito lanzar tres ideas. Una, que la siguiente asignatura pendiente de la administración vasca es la racionalización del gasto. Poner el foco en gastar bien, una vez conseguido el de gastar mucho. Dos, si lo tiene, -siempre se dice que sí-, que muestre sin miedo ni recato su apoyo a la actividad empresarial. A toda actividad empresarial, con independencia de su tamaño y de su forma jurídica, desde el más humilde de los autónomos hasta la más enorme de las sociedades, pasando por todas las Pymes, las Cooperativas, las Sales, etc.

La tercera se refiere a la aprobación de las cuentas propuestas por el lehendakari. Le falta el voto del PP. ¿Qué debería hacer Alfonso Alonso? Pues si piensa solo en su partido votar que no. Si piensa también en sus votantes, votar que sí, olvidar los agravios pasados, recordar que a Mariano Rajoy le expulsaron 180 votos y no solo los cinco del PNV. ¿O prefiere estar sin Presupuestos o con otros apoyados por Podemos? Si pretende consumar algún tipo de venganza, debe recordar que es un plato que se consume frío.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariovasco Consúmase en frío