El adiós del Foro culmina la reconversión de la izquierda abertzale tras el final de ETA
La plataforma que impulsó el proceso de desarme y disolución intentó evitar desde un principio la imagen de una derrota del terrorismo
La ponencia del sudafricano Brian Currin sobre la transformación de los conflictos violentos en el mundo puso ayer en el Kursaal de San Sebastián el ... broche de oro al VI Foro Social Permanente y, de paso, colocó el punto final a su existencia tras alcanzar una serie de consensos mínimos sobre los presos, las víctimas y la articulación de 'memorias inclusivas' sobre «la verdad, la justicia y la reparación». En el acto participaron relevantes figuras de la izquierda soberanista como la portavoz de EH Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua, así como los candidatos de esta formación en Gipuzkoa y San Sebastián, respectivamente, Maddalen Iriarte y Juan Karlos Izagirre.
El Foro –que el viernes se desarrolló en Pamplona y ayer tuvo lugar en Donostia– impulsó en su momento de forma decisiva el desarme y la disolución de ETA, y ha culminado el giro posibilista emprendido en la izquierda independentista vasca en los últimos 15 años. En esa reconversión, el portavoz del Foro, Agus Hernan, siempre ha remado a favor de quienes en la izquierda abertzale oficial defendían las vías políticas y democráticas frente a la dinámica político-militar.
Convicción amplia de que la prueba del nuevo ciclo puede alumbrarse en Navarra tras el 28-M
Sin embargo, el gran paso pendiente, el reconocimiento crítico de la izquierda abertzale ante lo que fue el ejercicio del terrorismo y la intimidación, aún sigue sin darse.
El cambio de ciclo podría producirse tras el 28-M en la Comunidad Foral de Navarra, que demostrará si se consuma un cambio en la política de alianzas que permita a EH Bildu tocar poder. En teoría, el PSN cree que aún no se dan las condiciones.
El Foro ha establecido un discurso sobre la presión de la sociedad civil y una estrategia radicalmente diferente a la retórica tradicional al proponer el método 'win win' –todos salen ganando– a la hora de explorar nuevos puentes de encuentro entre los partidos vascos y por la búsqueda de la inteligencia emocional en el marco de una negociación que primero tiene que desarmar el lenguaje agresivo. El único partido que ha estado al margen del proceso es el PP. La escenografía del final del Foro –con Currin y con el responsable de la Comisión de la Verdad en Colombia y otros expertos internacionales– ubica el denominado 'problema vasco' ante las señales internacionales de otros conflictos. Hay que entender en este contexto la mediación de Currin, muy aplaudida por la izquierda abertzale, saludada con mayor frialdad desde el PNV y los socialistas, y acogida con malestar desde el PP.
El Foro ha removido las fichas del tablero gracias al desarme del lenguaje y a una nueva cultura política
Más allá de la imagen, la disolución del Foro cierra una etapa en el seno de la izquierda abertzale en la que se ha afianzado hace tiempo un cambio de dinámica proclive a un profundo cambio estratégico. Hace 15 años, esta corriente de 'cambio' venció al sector más rupturista y radical que entonces defendía el 'núcleo duro' de ETA a favor de mantener vivo el terrorismo a pesar de su evidente desgaste social y político, y del erosionamiento operativo por la fuerza de la legalidad y el trabajo de las fuerzas de seguridad. A partir de este cambio, premiado en las urnas, la izquierda independentista ha abandonado el discurso revolucionario y se ha envuelto en una bandera socialista de izquierdas en su apuesta por la soberanía y la independencia: el 'frente amplio'.
La fuerza de la empatía
La desaparición del Foro deja la convicción de que ha contribuido a asentar una cultura de diálogo y una empatía que ha derribado muros de incomunicación. Después de siete años de actividad, el Foro se disuelve con una ponencia de Currin, presidente del comité de verificación para el desarme de ETA, y en su momento mediador del final de la violencia en otros conflictos, como el sudafricano. La premisa del Foro parte de la necesidad de asentar un trípode: verdad, justicia y reparación. Para los no nacionalistas, lo que está en juego sobre todo es el relato de lo que fue el pasado, evitando una sensación de derrota de ETA, si bien la violencia ha terminado por una imposición interna, un agotamiento de su existencia. El Foro ha buscado un cambio de 'mantra'. El final de la dispersión de los presos le ayuda en su apuesta, aunque reconoce que queda un largo camino por recorrer para cerrar todas las heridas de tantos años de horror.
«Cuando la paz vence a la violencia solohay ganadores»
El abogado sudafricano y mediador internacional Brian Currin intervino a través de un vídeo donde recordó que entre 2007 y 2017 «el proceso de resolución de conflicto que trajo paz por fin a Euskal Herria ha sido reconocido de forma internacional como un proceso único».
Currin añadió que su mensaje para quienes puedan interpretar el proceso como una victoria de un bando en particular deben verlo en realidad «como un logro para el proceso y para la paz. Cuando la paz vence a la violencia a largo plazo solo hay ganadores, no hay perdedores», recalcó.
El mediador recordó que fue vital que el proceso se llevara a su último destino «por el pueblo vasco, no por personas de fuera», al tiempo que agradeció «la estupenda labor del Foro Social y su trabajo incansable para conseguir la reconciliación, un camino constante que necesita muchos años».
Currin concluyó resaltando que «hay que celebrar esos logros en el contexto de vuestra historia dolorosa», al tiempo que incidió en la importancia de todas las personas, «sea cual sea su color político, que han contribuido a esa nueva era de la política inclusiva».
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