Las diez noticias clave de la jornada

El desarme en Baiona contará con un acto institucional para que el Gobierno Vasco lo avale

Será independiente de la concentración final masiva y contará con los verificadores

JORGE SAINZ

Lunes, 3 de abril 2017, 06:45

El 'día D' del desarme definitivo de ETA afronta desde hoy la semana decisiva. Los intermediarios civiles encargados de culminar el proceso tienen ya prácticamente cerrados los cabos finales de la entrega de zulos y arsenales, de la que esta semana se conocerán algunos detalles. Una de las claves reside en la celebración el sábado de un acto institucional en Baiona para arropar el desarme y que sería previo e independiente de la concentración multitudinaria y final de las tres de la tarde. En ese acto, que tendría lugar por la mañana, participarían exclusivamente el Gobierno Vasco, el Ejecutivo de Navarra y la Mancomunidad de Iparralde, junto a los verificadores internacionales de Ram Manikkalingam y el grupo de Luhuso. En principio, los tres ejecutivos enviarán una representación, aunque en el caso de los ejecutivos vasco y navarro se desconoce si acudirán el lehendakari Iñigo Urkullu y la presidenta Uxue Barkos. La jornada del 8 de abril tendrá cuatro partes diferenciadas: entrega técnica, mesas redondas con expertos, acto institucional y concentración ciudadana para anunciar la culminación del desarme.

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Entrega de las localizaciones

Se trata de la parte más importante y que abrirá el proceso. También es el apartado del que menos datos se conocen y, probablemente, pocos saldrán a la luz. Los intermediarios civiles del desarme y, sobre todo, los verificadores internacionales son los encargados de entregar a las autoridades galas (Policía, jueces...) la localización de los escondites, en su mayoría en territorio galo. El grupo de Luhuso solo ha avanzado que estas operaciones se desarrollarán «por seguridad» fuera de Baiona, de forma «total verificada y verificable».

Se realizarán sin luz ni taquígrafos. Los intermediarios vascofranceses quieren que todo se desarrolle dentro de la ley, para «evitar un Luhuso bis», en alusión a la operación policial que desbarató aquel primer intento de diciembre y provocó la detención de los denominados 'artesanos de la paz', con su portavoz, el sindicalista y ecologista 'Txetx' Etcheverry, a la cabeza. Quedaron en libertad con cargos y ahora no quieren que el proceso les acarree problemas con la Justicia. El presidente francés, François Hollande, por su parte, ha confiado a un puñado de sus colaboradores más fieles la gestión política en París e Iparralde: el jefe del Gobierno, Bernard Cazeneuve; el prefecto de Pau, Eric Morvan; y la senadora de Pirineos Atlánticos, Frédérique Espagnac. Los verificadores actuarán de fedatarios internacionales ante el Estado francés y no hablarán en público hasta después del sábado, una vez certificado el desarme. Por su parte, ETA confirmará antes del acto de Baiona que es ya una «organización desarmada». El Gobierno español, a su vez, ha reiterado estos días que no obstaculizará el desarme a través de la sociedad civil, aunque atribuye el mérito a la política antiterrorista del Estado.

Mesas de debate

Para dotar de mayor contenido a la jornada, los voluntarios civiles han organizado tres mesas de debate con expertos internacionales que abordarán cuestiones como el propio desarme, la convivencia futura, la problemática de los presos y el reconocimiento de las víctimas de la violencia. Serán conferencias similares a las que organizan movimientos como el Foro Social y están previstas en una zona abierta de la capital labortana, para fomentar la participación ciudadana.

Acto institucional

Los intermediarios de Luhuso quieren culminar el desarme a través de una triple triangulación: la sociedad civil, representada por ellos, las instituciones vascas y la mediación internacional. El Ejecutivo de Iñigo Urkullu ha expresado su temor a que la concentración final, con varios miles de personas pueda ser «instrumentalizada» por la izquierda abertzale o se convierta en «parafernalia». En una entrevista en este periódico, uno de los voluntarios del desarme, Mixel Berhocoirigoin, garantizó que la concentración de Baiona «no será un circo ni un reconocimiento a la historia de ETA».

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No obstante, los organizadores prefieren salvaguardar el papel de las instituciones y se inclinan por organizar, en torno al mediodía, un encuentro exclusivamente con representantes de los gobiernos vasco, navarro y de Iparralde, según fuentes vinculadas al proceso. Estarían acompañados por el grupo de verificadores de Manikkalingam y los propios 'artesanos de la paz'. Las instituciones darían, de esta forma, empaque al desarme. Cada ejecutivo decidirá qué representación envía. En el caso del Gobierno Vasco debe anunciar si va Urkullu u optan por otros miembros del Ejecutivo. El lehendakari se ha implicado en este proceso final, haciendo también de puente con el presidente español, Mariano Rajoy, para que no obstaculice el desarme y quiere que el Ejecutivo autonómico tenga participación en este proceso final, aunque está a la espera de conocer cómo se organiza el acto. Quien sí participará con toda probabilidad será el nuevo presidente de la Mancomunidad del País Vasco francés, el centrista Jean-René Etchegaray.

Concentración final

El acto de cierre del desarme consistirá en una gran concentración convocada por el grupo de Luhuso para anunciar que ETA es ya una organización «totalmente desarmada». La cita tendrá lugar a las tres de la tarde en un lugar por determinar, aunque la principal opción es la explanada Roland Barthes, en el muelle de Chaho. Se trata de una zona cerca del Petit Bayonne. En este acto, en principio, no participarían los representantes del Gobierno Vasco y el protagonismo recaería en los 'artesanos de la paz', que elaborarán un manifiesto para anunciar el final del proceso. El escrito, que no está todavía cerrado, contará con un respaldo transversal de miembros de prácticamente todos los partidos de Iparralde: la derecha de Les Républicains, los distintos grupos centristas, el Partido Socialista francés, la coalición EH Bai (que engloba a Sortu o EA, entre otros) y el PNB (PNV). Faltaría el ultraderechista Frente Nacional de Le Pen, sin excesivo arraigo en la zona. Se prevé el respaldo también de representantes de EH Bildu, así como de algunos miembros de Elkarrekin Podemos como la presidenta de su grupo parlamentario vasco, Pili Zabala. El PNV decidirá esta semana cuál es su postura. Los impulsores de la concentración se han comprometido a evitar que los seguidores de la izquierda abertzale capitalicen el acto. Ese recelo ha anidado, por ejemplo, en el PSE-EE, que tampoco ha decidido si asistirá, o en el PP, que ha organizado un acto alternativo con víctimas de ETA la víspera en Vitoria. Antes de la cita, el jueves, una mayoría del Parlamento Vasco formada por, al menos, PNV, PSE y EH Bildu aprobará una iniciativa destinada a respaldar la entrega de armas e invitar a los gobiernos español y francés a «coadyuvar en la culminación» de ese proceso.

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El día después

Una vez culminado el desarme, la Policía se hará cargo de los zulos y arsenales, en busca principalmente de pruebas para esclarecer atentados. Una tarea compleja ya que lo lógico es que el material incautado esté deteriorado. Los 'artesanos de la paz' esperan que el desarme abra un nuevo tiempo en el que puedan haber avances para los presos, las víctimas y la convivencia. Al mismo tiempo, ETA iniciará un debate interno para abordar su futuro y si debe desaparecer una vez desarmada. La entrega de armas puede destaponar la situación de los presos. El Gobierno Vasco ya tiene diseñado un plan de acercamiento y el Ejecutivo central podría empezar a estudiar si ha llegado la hora de flexibilizar su política penitenciaria, sobre todo con los reclusos gravemente enfermos.

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